Lectura fragmentada y dispersa, pero
más profunda por la posibilidad de avanzar a través de links hasta las fuentes
mismas de la información. Lectores que moldean los mensajes por la interacción
constante, masiva e instantánea. Dispositivos móviles que vuelven a cambiar el
paradigma de construcción de la noticia que la Web construyó en los últimos 15
años. Jim Roberts, desde la trinchera caliente que implica manejar The New York
Times, en una discusión sobre medios y mensajes con Ñ.
-¿De qué forma cambió
la Web la manera en que lees las noticias?
-No sé si soy completamente representativo de la gente, pero para mí es un
esfuerzo leer en Internet del mismo modo en que leo algo impreso, porque me
distraigo demasiado. Aunque esté viendo una sola página, capto algo con el
rabillo del ojo, veo un link por aquí, o material relacionado por allá. Por eso
me parece que es difícil mantener la concentración en un artículo específico en
la Web. Me parece que es un poco más fácil en el caso de las tabletas: el modo
en que están escritos y diseñados los artículos te mantienen en un mismo
entorno y es más fácil concentrarse. Por eso me parece que en cierto modo las
tabletas se acercan a cómo son las cosas en la modalidad impresa. Pero igual es
más difícil para concentrarse, estás más tentado a mirar otras cosas, a
consumir más y distinto a la vez. Como usuario, probablemente leo más debido a
la Web, pero leo más disperso. Quizá leo menos artículos extensos de lo que
solía hacerlo, porque hay mucho para elegir.
- ¿Eso te convierte en
un lector más superficial?
-Creo que hay que resistirse a esto, es muy fácil leer y consumir grandes
cantidades de información de una manera superficial.
-Como periodista
formado en el papel, pero que ha dedicado sus últimos 10 años al periodismo
online, es difícil aceptar que la gente ahora sea más superficial.
-No estoy diciendo que la gente sea más superficial. Estoy diciendo que, a
diferencia de lo que ocurría antes (con los medios tradicionales) tenés que
concentrarte más para obtener información en la Web. Supongamos que estabas
leyendo las noticias hace unas semanas, cuando grupos de manifestantes
protestaron frente a la embajada estadounidense en Libia. Estás leyendo y ves
todos esos artículos sobre estas protestas, algunas de ellas violentas. Todas
mencionan un video contra el islam que fue publicado en la Web. Una vez que
estás en ese entorno, podés mirar el video, podés enterarte de cosas acerca de
las personas detrás de ese video. Cuando lees que el embajador de EE.UU fue
asesinado, podés buscar información sobre él, etc. Es más difícil concentrarse
en la nota extensa, bien escrita, detallada, aunque lo que compensa es la
profundidad que lográs en la comprensión del tema, el grado de conocimiento
sobre determinada cosa. Me parece una compensación valiosa.
-¿Te parece que hubo un momento en que los medios construían a sus lectores y que ahora esos mismos lectores están construyendo los medios?
-¿Te parece que hubo un momento en que los medios construían a sus lectores y que ahora esos mismos lectores están construyendo los medios?
-Buen punto. Los lectores tienen mucha más injerencia en darle forma a las
noticias. No es directo, es algo indirecto. Depende de la publicación. Pero sí,
pienso que en el pasado los medios de comunicación solían determinar qué le
importaba a la gente, cuáles eran sus intereses, tanto los diarios como luego
la televisión. Recuerdo, de chico, que en televisión tenías dos o tres opciones
y eso era todo. Hoy hay tanta interacción entre el público y los medios que el
público tiene mucha más influencia. Y en cierto sentido, el público puede ser
el medio. Pienso que tenés razón, las personas en general ejercen un control
mucho más grande sobre las noticias. No es directo, pero sí, su control es
mayor.
-¿Te parece que la tentación de los grandes medios para buscar nuevos lectores a través de las redes sociales implica un cierto “riesgo” de pérdida de aquella capacidad para fijar la agenda que tenían los medios tradicionales? Ahora, cuando un lector recomienda una nota a sus amigos de Facebook o seguidores de Twitter, se agregan viralmente decenas o miles de nuevos intermediarios o “curadores” de la noticia original.
-¿Te parece que la tentación de los grandes medios para buscar nuevos lectores a través de las redes sociales implica un cierto “riesgo” de pérdida de aquella capacidad para fijar la agenda que tenían los medios tradicionales? Ahora, cuando un lector recomienda una nota a sus amigos de Facebook o seguidores de Twitter, se agregan viralmente decenas o miles de nuevos intermediarios o “curadores” de la noticia original.
-Conozco el proceso que estás describiendo, pero no lo he visto actuar de una
manera que pudiese convertirse en una amenaza, porque todavía pienso que las
empresas de medios, chicas y grandes, aún tienen una voz que le interesa a la
gente, una voz que importa más que un “me gusta” (en Facebook). Ya sea The New
York Times, Clarín o NBC, cuando los medios dicen algo, hacen algo, la gente
inevitablemente les presta más atención.
-Pensá en vos como periodista 10 o 15 años atrás. ¿Cómo construías realidad al escribir un artículo y cómo lo hacés hoy?
-Pensá en vos como periodista 10 o 15 años atrás. ¿Cómo construías realidad al escribir un artículo y cómo lo hacés hoy?
-Hace 10 o 15 años, cuando pensaba en comunicarme con la gente, era un
pensamiento mucho más complejo. Y era más: “¿Cómo voy a crear un contenido en
las próximas 3 o 4 horas?” Es decir, un principio, medio y final; su material
de contexto, etc. Una unidad estructural. Hoy pienso mucho más en términos de
medios de comunicación: cuál es la mejor manera de llegar al público en este
momento. Esto no quiere decir que los esfuerzos más analíticos no sean parte de
esa ecuación, pero creo que el proceso de pensamiento es mucho más comprimido y
relativo a cómo transmitir información precisa a la gente en paquetes de bytes
más pequeños y rápidos. Sé que esto no es periodismo clásico. Hace un tiempo en
una conferencia en Lyon, Francia, dije que esperaba de mis periodistas la
destreza para comunicar tan bien en 140 caracteres como lo hacen en 1.400
palabras. Y creo en eso. Pero un periodista de 20 Minutes, un diario muy chico
que se entrega en los subtes, me desafió diciéndome: “Eso es espantoso,
horrible. Usted no puede hacer eso”. Pero yo estoy convencido de que tenemos
que ser capaces de ello. Y sé que lo espero de mí mismo: poder procesar la información
así de rápido. Cuando pienso en 10 o 15 años atrás y en hoy, jamás habría
pensado en transmitir información de una manera tan concisa, comprimida y
rápida como lo hago hoy.
-Desde la masificación del consumo de información en la Web hasta ahora, se construyó un nuevo lenguaje que los periodistas aprendimos a manejar. Ahora, de repente, millones de personas eligen sus teléfonos inteligentes y tabletas para informarse. ¿Crees que los dispositivos móviles van a cambiar aquel lenguaje web y obligarán al mismo tiempo a los periodistas a escribir y comunicar de una forma totalmente nueva?
-Desde la masificación del consumo de información en la Web hasta ahora, se construyó un nuevo lenguaje que los periodistas aprendimos a manejar. Ahora, de repente, millones de personas eligen sus teléfonos inteligentes y tabletas para informarse. ¿Crees que los dispositivos móviles van a cambiar aquel lenguaje web y obligarán al mismo tiempo a los periodistas a escribir y comunicar de una forma totalmente nueva?
-En cierto sentido, sí. Tienen que hacerlo. Del mismo modo en que la Web alteró
el mensaje que teníamos en la prensa impresa, un teléfono u otro tipo de
dispositivo móvil va a alterar el mensaje de la Web. De todos modos, creo que
depende de nosotros, como periodistas, tratar de asegurarnos de que el mensaje
no se pierda en el medio. El mensaje es siempre lo más importante. Pero me
parece que tenemos que adaptar nuestra manera de transmitir ese mensaje. Te doy
un ejemplo: a muchos de los que escriben para el The New York Times les gusta
presentar artículos larguísimos, con un comienzo muy extenso. Eso funciona muy
bien cuando estás leyendo un diario de formato grande, pero cuando lo leés en
este iPhone es una propuesta realmente difícil de aceptar. Entonces, ¿podés
seguir ofreciendo noticias de aquella manera o tenés que alterar de algún modo
el mensaje? Tal vez una palabra mejor sería: “adaptarlo”. Tenés que adaptarlo,
escribirlo de un modo más sencillo, o más breve.
-Quizá debamos rescribir a McLuhan y decir ahora: “el dispositivo es el mensaje”.
-Quizá debamos rescribir a McLuhan y decir ahora: “el dispositivo es el mensaje”.
-No iría tan lejos. La gente me atacaría por eso. McLuhan dijo “el medio es el
mensaje”. Quizás hoy el dispositivo es el mensaje. Creo que el dispositivo
afecta el mensaje. McLuhan se refería a la televisión y cómo la televisión
estaba cambiando las cosas. Pero, insisto, está en el periodista determinar
cómo llegar a la gente con la misma información, pero llegar de un modo que sea
el más efectivo en un determinado dispositivo. Tengo algunos conocidos que
trabajan para la cadena de deportes ESPN. Ellos tienen una filosofía, que
llaman la mejor pantalla disponible. Eso significa que ellos crean contenidos,
toman decisiones de programación basadas en cuál es la mejor manera en que la
gente puede recibir algo. Así, ponen en el aire algo para pantallas de 62
pulgadas; ofrecen contenidos diseñados sólo para teléfonos. A veces buscan que
coincidan, pero todo el tiempo están pensando en el dispositivo. En ese
sentido, el dispositivo, para ellos, ya ha cambiado el mensaje.
Fuente y más información:
http://www.revistaenie.clarin.com/
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