Aunque el Gobierno no haya estado a la altura de las circunstancias y no haya tenido el tino de ponerle al 2011 el nombre de José María Arguedas, en esta charla el Ministro de Cultura, Juan Ossio, destaca los valores de un hombre genial y sensible.
Entrevista de Gonzalo Pajares
“Leí a Arguedas en 1963, cuando fue mi profesor de Antropología en San Marcos”, nos dice Juan Ossio, ministro de Cultura y discípulo del gran José María Arguedas, de quien se celebra hoy su centenario.
¿CÓMO ERA COMO ANTROPÓLOGO?
Arguedas estaba lleno de anécdotas, pues lo que nos contaba en clase eran sus vivencias personales. Destaco su capacidad para compenetrarse con los actores sociales. Hablaba perfectamente el quechua, no solo el de los mistis (patrones) sino el de los runas (campesinos). Por ello, cuando acopiaba material etnográfico se le facilitaban las cosas. Así supo recoger –de forma objetiva, rigurosa y clara– detalles de la vida de sus informantes que estos no le decían a cualquiera. Por ejemplo, los detalles del mito de Inkarri los consiguió así.
¿ESTAS VIVENCIAS PUEDEN SER CATALOGADAS COMO UN MÉTODO DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA?
Absolutamente, porque es la mejor manera de conocer objetivamente lo que se desea estudiar. Además, Arguedas era muy riguroso: ordenaba su material de acuerdo a los estándares más altos de la teoría antropológica. Lo que sí debo señalar es que, a veces, se imponía más su carácter de comunicador que de científico puro. Si comparamos su traducción de Dioses y hombres de Huarochirí con la de Taylor, veremos que es el trabajo de un quechua hablante que ha sabido llegar al corazón de su pueblo.
ARGUEDAS ES UN GRAN ESCRITOR INCLUSO CUANDO HACE CIENCIA. ¿QUÉ APRENDE UNO DEL PERÚ LEYÉNDOLO?
Muchísimo: los contrastes abismales entre la costa y la sierra. Por ejemplo, Yawar Fiesta muestra el vacío de comunicación que se produce entre un pueblo rural y las autoridades nacionales; señala cómo el Gobierno desdeña las costumbres de los pueblos indígenas, pues las considera salvajes, animales y, por eso, erradicables.
¿EN LOS LIBROS DE ARGUEDAS ESTÁ EL PERÚ?
Por lo menos está tal y como yo lo viví. Cuando visité las comunidades que él recorrió supe cómo debió sentirse el día de la famosa mesa de debate sobre Todas las sangres. Allí me di cuenta qué lejanos estaban algunos de mis colegas para comprenderlo y cuánta razón le cupo a José María. Arguedas sobrevive y los otros han quedado en la oscuridad.
¿HOY SE LO LEE MEJOR QUE ANTES?
Sí, porque en su época no se hablaba tanto de la naturaleza diversa de nuestro país, del pluralismo cultural. El acento estaba puesto en la modernización, en la orientación homogeneizadora, en la que cayeron tanto hispanistas como indigenistas, quienes estaban dominados por el centralismo peruano, que veía al Perú como una sociedad homogénea, sin contrastes.
¿ARGUEDAS ES UN ADELANTADO POR SU MIRADA DIVERSA?
Por supuesto. Él nos abrió los ojos frente a la naturaleza diversa del Perú, frente a todos aquellos que estigmatizaban las tradiciones indígenas; estigmatización que hacían incluso los grupos de izquierda, que veían, por ejemplo, en el servinacuy y en el chacchado de coca costumbres que debían ser erradicadas.
¿COMPARTE LAS IDEAS DE VARGAS LLOSA SOBRE ARGUEDAS?
Hasta cierto punto. José María no quería que el Perú se mantuviese en condiciones de gran tradicionalismo. No creo, como sostiene Vargas Llosa, que Arguedas proponía a un Perú estancado, estático. Si a eso llama una 'utopía arcaica’, se equivocó. Arguedas quería que el Perú se hiciera mestizo: su ideal de país era el equilibrio que habían logrado, en el Valle del Mantaro, el mundo occidental y el mundo andino. José María quería mostrar las bondades del mundo indígena frente a la sociedad occidental. Por entonces estaba de moda aquella vieja concepción del desarrollo que señala que para que surja lo nuevo hay que destruir lo viejo. Arguedas señala que lo viejo puede coexistir con lo moderno: la tarea está en buscar el equilibrio y la síntesis.
¿ARGUEDAS ESTÁ EN SU LISTA DE LOS CINCO PERUANOS MÁS IMPORTANTES DEL SIGLO XX?
Claro. Y también estarían Vargas Llosa, Vallejo, Basadre y Luis E. Valcárcel.
SIENDO ASÍ, ¿POR QUÉ EL GOBIERNO NO LE PUSO AL 2011 EL 'AÑO DEL CENTENARIO DE ARGUEDAS’?
Por una sencilla razón: tenemos grandes figuras, unos podrían elegir a Arguedas; otros, a un héroe del pasado u otra figura. Entonces, para evitar problemas en cuanto a nombres particulares, cada uno con sus hinchas, buscamos algo más neutral y que ayudase al Perú en su proyección universal.
¿CREE QUE NO HAY UN CONSENSO SOBRE SU ALTURA E IMPORTANCIA?
Ahora hay menos polémica sobre su calidad. En el pasado si fue polémico.
SIENDO UNO DE LOS CINCO PERUANOS MÁS IMPORTANTES DEL SIGLO XX, ¿NO HUBIERA SIDO UN BUEN GESTO RECONOCER SU VALOR?
Si tenemos un conjunto de situaciones favorables para el país, uno debe repartir. Por la neutralidad se prefirió ponerle al 2011 'Año del Centenario de Machu Picchu para el Mundo’.
ARGUEDAS DICE EN EL SEXTO QUE LOS APRISTAS “SON LA CACANA DEL MUNDO”. ¿NO INFLUYÓ ESTO EN LA DECISIÓN DEL GOBIERNO?
Podría ser. Sobre ese punto no me pronuncio. Lo hago sobre los argumentos que se usaron en la competencia de nombres.
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