Como con Voltaire, Shakespeare, Knut Hansum, Ezra Pund, Ernst Jünger, esta vez todo el peso fiscalizador de la "corrección política" recayo sobre la figura del excepcional Louise Ferdinand Celine. Celine.
Francia le ha negado al mundo la denominación de 2011 como año conmemorativo de los cincuenta años de la muerte del autor de "Viaje al final de la noche".
Francia le ha negado al mundo la denominación de 2011 como año conmemorativo de los cincuenta años de la muerte del autor de "Viaje al final de la noche".
http://www.elpais.com/articulo/cultura/polemica/puede/celebracion/aniversario/Celine/elpepucul/20110121elpepucul_7/Tes
No habrá homenaje oficial en Francia por el cincuenta aniversario de la muerte de Louis-Ferdinand Céline, fallecido el 1 de julio de 1961. Así lo ha hecho saber hoy por la tarde el titular de Cultura, Frédéric Mitterrand, tras varios días de polémica. Escritor de talento indiscutible a la par que notorio antisemita, Céline formaba parte de la Selección de celebraciones nacionales 2011, una lista de eventos y personalidades retenidos por un comité de expertos para ser homenajeados este año por la República Francesa. La publicación, editada por el Ministerio de Cultura, debía ser presentada hoy. Pero el ministro dio marcha atrás en el último momento, accediendo a la petición formulada unos días antes por al abogado Serge Klarsfeld, conocido cazador de nazis y presidente de la asociación de hijos de deportados judíos FFDJF.
"Tras una profunda reflexión, y sin dejarme llevar por la emoción del momento, he decidido que no figure Céline en las celebraciones nacionales", ha explicado Mitterrand en la capilla de la escuela de Bellas Artes de París. El ministro ha subrayado la contribución del autor a la historia de la literatura, pero "el hecho de haber puesto su pluma a disposición de una ideologías repugnante, la del antisemitismo (...) no se inscribe en el principio de las celebraciones nacionales".
En efecto, el escritor que denunció con ingenio la guerra y el colonialismo en Viaje al fin de la noche, fue el mismo que no perdió ocasión de dejar clara su aversión por los judíos, como quedó plasmado en sus violentos panfletos antisemitas de los años 30, entre los cuales destaca Bagatelas para una masacre.
"Pensaba que la opinión había evolucionado y que las clases dirigentes lo tenían en cuenta", ha reaccionado el académico Henri Godard, uno de los mayores especialistas en Francia del escritor. "Estoy un poco indignado, pensaba que este tema estaba solucionado cuando se me pidió escribir la nota". El crítico literario había redactado el ensayo que en principio la publicación del Ministerio de Cultura iba a dedicar a Céline y que hasta esta tarde estaba disponible en la página en Internet de los Archivos Nacionales.
En ella Godard empezaba de entrada con la pregunta: "¿Debemos, podemos celebrar a Céline?", consciente de los recelos que levanta el autor. "Fue un hombre de un antisemitismo virulento (...) pero es también el autor de una obra novelesca de la que se ha convertido en habitual decir, que con la de Proust, domina la novela francesa de la primera mitad del siglo XX", añadía.
"Excelente escritor, perfecto cabrón"
"Céline es un excelente escritor, pero un perfecto cabrón", resumió por su parte el alcalde de París, el socialista Bertrand Delanoë, entrevistado en la radio antes de conocerse la decisión de Mitterrand. El político justificaba su apoyo a la asociación presidida por el letrado Serge Klarsfeld, que en un comunicado publicado esta semana exigía la retirada de Céline de la lista. El abogado reclamaba al titular de Cultura "renunciar a echar flores sobre la memoria de Céline, de la misma forma que [su tío, el presidente] François Mitterrand se vio obligado a no depositar un ramo sobre la tumba de [el mariscal] Pétain", cabeza del régimen colaboracionista de Vichy a la vez que héroe militar de la primera guerra mundial.
Otros opinan sin embargo que es tiempo de enfrentarse de una vez al enigma Céline, con todas sus contradicciones. "Aunque la conmemoración sirviese solo a eso (...) a empezar a entender la oscura y monstruosa relación que ha podido existir, en el caso de Céline al igual que en otras personalidades, entre el genio y la infamia, habrá sido no solo legítima, sino útil y necesaria", escribe al respecto el filósofo Bernard-Henri Lévy, en la revista digital La Règle du Jeu.
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