La actriz Jill Clayburgh tuvo un momento de esplendor a finales de los años setenta.
Fue la protagonista principal de Una mujer descada (1978), el drama con tintes cómicos dirigido por Paul Mazursky, uno de los realizadores más interesantes de esos años e injustamente olvidado hoy. Mazursky, judío y nativo de Nueva York, fue tan luminoso e influyente como Woody Allen, sin embargo ya nadie lo menciona. Y en Una mujer descasada Clayburgh construye el desmontaje afectivo, físico y sexual de una mujer de clase alta, abandonada por su esposo por una muchachita; comparte roles con el británico Alan Bates y Michael Murphy.
Luego vendría la interesante Comenzar de nuevo (Starting over, 1979) de Alan Pakula (otro cineasta americano injustamente olvidado) donde la Clayburgh está notable y muy atractiva, consolidando el arquetipo de mujer urbana, independiente, que se enfrenta a la adversidad, al abandono, a la adultez, cotejando emociones junto a Burt Reynolds y Candice Bergen.
Pero es su interpretación en La luna (1979) de Bernardo Bertolucci por la que la recordaremos siempre. El influjo del psicoanálisis lacaniano, tan presente en las películas del maestro italiano, y de una idea original de Franco Arcalli La luna es la más operática de sus cintas (también la más escandalosa) sobre el amor incestuoso, la soledad y las drogas como válvulas de escape. La historia de una relación crecientemente incestuosa entre una exitosa cantante estadounidense de ópera y su hijo adolescente que, conflictuado por la ausencia de su padre muerto, se va haciendo adicto a la heroína, es de una belleza suprema. Y la Clayburgh está notable como la diva de la ópera a la que el abandono persigue y busca conjurar a través del hijo.
Varias de las constantes del cine del italiano Bernardo Bertolucci se dan cita en este film: el tema del familiar ausente, una actitud no convencional ante el amor y el sexo y la mezcla preciosismo visual decadente y montaje operístico, que alcanza su clímax en la impactante secuencia final. Otra cinta, injustamente olvidada.
Lamentamos mucho la desaparición física de Jill Clayburgh.
Oscar Contreras Morales.-
La actriz estadounidense Jill Clayburgh ha fallecido a los 66 años en su casa de Connecticut tras convivir con la leucemia durante más de dos décadas, según ha informado el diario The New York Times.
Clayburgh fue nominada al Oscar como mejor actriz en dos ocasiones. En "Una mujer descasada", dirigida por Paul Mazursky en 1978, Clayburgh interpretaba a Erica, una cómoda esposa y madre de Manhattan cuyo mundo se desmorona cuando su esposo la abandona por una mujer menor. Finalmente se embarca en una relación con un artista, interpretado por Alan Bates, pero encuentra su fuerza interior, voz e independencia. Por este personaje ganó además el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes.
En la comedia "Comenzar de nuevo", junto a Burt Reynolds, fue nuevamente nominada al Oscar un año después.
Especializada en personajes de mujeres independientes que surgían de la sombra de los hombres, sus roles al final de la década de 1970 y principios de la siguiente reflejaban los cambios y desafíos a los que enfrentaban las mujeres de la época. Clayburgh actuaba además frecuentemente en Broadway y en televisión.
La actriz fue nominada también a los premios Emmy por su interpretación de una prostituta en la película de 1975 para la pequeña pantalla "Hustling" y en 2005 por su papel en la serie "Nip/Tuck". También apareció como la madre de Ally McBeal, en la exitosa serie del mismo nombre. Su última película, "Bridesmaids", aún no ha sido estrenada.
Encontré un rostro familiar, entrañable en la disparatada "Recortes de mi vida" de Ryan Murphy. Sabía que era un el de alguien muy significativo en mi memoria cinematográfica, pero, a pesar de eso no la recordaba porque interpretaba a una mujer bastante avejentada, marginada esposa de un psiquiatra-charlatán muy acorde con las modas y los clichés de los años setenta. Busqué su nombre en Internet y me topé con "Un mundo perfecto". Gracias a Dios y a este blog pude reencontrarme con la protagonista de "La Luna" de Bertolucci, pero a la vez me enteré de su muerte. Era unos días mayor que yo,tendría hoy 71 y me ha dolido entrañablemente esta noticia atrasada. Gracias, Sr. Contreras Morales por su crónica tan acertada sobre esta talentosa y subestimada actriz.
ResponderEliminarMe enamoré de ella con "La Luna" de Bertolucci cuando el director italiano aun daba coletazos de creatividad. Que pedazo de actriz y mujer, tenía una belleza sensual y tranquila con una sonrisa que me hechizó. D.E.P
ResponderEliminarMuy cierto. Jill muy buena actriz y encantadora persona. Lo mismo el director mencionado. Somos intrascendencia.
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