martes, 28 de agosto de 2012

REFLEXIONES EN TORNO A LOS VECTORES BALÍSTICOS, escribe Hugo E. Contreras Morales


I. INTRODUCCION


El riesgo de la proliferación de armas de destrucción en masa en el mundo, máxime con posterioridad a los atentados terroristas del 11 de setiembre del 2001, es actualmente reconocido como una grave amenaza a la paz y la seguridad internacionales. En ese orden de ideas, los Estados Unidos y los países de la Unión Europea han venido alentando un tratamiento más cuidadoso del tema de la transferencia de conocimientos, tecnología o propiamente de ingenios con capacidad de transportar armas de destrucción en masa (misiles o aviones).

Conforme a fuentes occidentales, es preocupante la creciente mejora de algunos países como Corea del Norte e Irán, cuyos programas nacionales de misiles balísticos podrían desarrollar ingenios de alcance intercontinental en un plazo de diez a quince años. Se estima que Corea del Norte ha desarrollado con éxito misiles de 1500 kilómetros de alcance y se teme que dicha tecnología pueda ser transferida a países que actualmente trabajan en la producción de arsenales de destrucción en masa.

Sorprende enormemente que no haya habido un minucioso tratamiento universal, a través de instrumentos jurídicos vinculantes, para la cuestión de los misiles, entre ellos los denominados balísticos, que forman parte del objeto de estudio de este trabajo (1).

II. DEFINICIONES

Tratándose de un tema relacionado a un muy específico tipo de ingenio militar, es que he estimado conveniente ensayar algunas definiciones ilustrativas acerca lo que es un cohete, acerca de que es un misil y que características tiene un misil balístico (materia principal de este ensayo). Con propósitos también ilustrativos se hacen algunas cortas definiciones de otros proyectiles distintos a los balísticos para facilitar su diferenciación.

Cohete, cohete guiado, misil, misil balístico

Por cohete se entiende aquel vehículo (proyectil) movido por la expulsión de chorros de gas a alta velocidad a través de una tobera situada en la parte posterior como consecuencia de un proceso de combustión de sustancias propulsoras sólidas o líquidas y que transporta su propia provisión de oxígeno. Un cohete es guiado cuando emplea sensores o mandos a distancia (radio, radar, televisión, detectores calóricos) para dirigirse a su objetivo.

Por misil, se entiende al vehículo provisto de sistema de guía capaz de transportar una carga explosiva o armas de destrucción en masa, pudiendo ser impulsado por motores cohete o motores de propulsión con absorción de aire similares a los de los denominados “aviones a chorro”. Un misil es balístico, cuando está impulsado por un motor cohete y cuando sigue un derrotero balístico (esto significa que su trayectoria (2) se rige por un curso elíptico predeterminado para alcanzar su objetivo) parte de la cual puede realizarse fuera de la atmósfera terrestre al agotarse los impulsores. Por su alcance (3), los misiles balísticos se dividen en: i) Corto Alcance (SRBM en sus siglas en inglés), menos de 1000 kilómetros, ii) Mediano Alcance (MRBM en sus siglas en inglés), entre 1000 y 3000 kilómetros, iii) Intermedio Alcance (IRBM en sus siglas en inglés), entre 3000 y 5,500 kilómetros, iv) Intercontinentales (ICBM en sus siglas en inglés), más de 5,500 kilómetros.

Otras clasificaciones dividen a los misiles balísticos en “estratégicos” y “tácticos”. Un misil balístico es “estratégico” (4), cuando posee suficiente alcance y carga bélica para destruir objetivos estratégicos importantes para el enemigo, mientras que es “táctico”, cuando no posee las capacidades antes mencionadas.

Otro tipo de misiles

A los efectos de diferenciar a los misiles balísticos (materia de este artículo) de otros misiles no tratados en este ensayo, es que creemos conveniente desarrollar algunas cortas definiciones sobre esos otros tipos de ingenios, a saber:

a) Por misil crucero, se entiende aquél vehículo autopropulsado (por un motor cohete o un motor de absorción de aire) de trayectoria variable que se basa en sustentación aerodinámica durante la mayor parte de su travesía (como el vuelo de un avión). Esta tecnología, bastante sofisticada y sólo desarrollada por las grandes potencias, comienza a rivalizar con los misiles balísticos como plataforma para el transporte de armas de destrucción en masa.

b) Por misil convencional se entienden a aquél ingenio cuya carga bélica es distinta a un arma atómica, biológica o química. Por su alcance (5) pueden ser clasificados en: i) De corto alcance, para su uso en combates a corta distancia o en combates avión contra avión. Su alcance varía entre los 2 a 9 kilómetros, ii) De mediano alcance, para su uso en combates entre armas robot, vehículos y pequeños barcos. Su alcance varía entre los 20 a 120 kilómetros y, iii) De largo alcance, para su uso en operaciones contra vehículos o instalaciones fortificadas o con el propósito de causar grandes bajas en el enemigo. Su alcance varía entre los 650 a 2250 kilómetros.

c) Por misil superficie-superficie, superficie-aire, aire superficie, aire-aire, submarino –superficie, superficie-submarino, y submarino-submarino, se entienden aquellos tipos de misil, en principio de carga convencional, cuya función es destruir un objetivo en una superficie, en el aire (lanzado desde una superficie), en el aire (lanzado desde una aeronave), en superficie (lanzado desde un submarino), bajo del agua (lanzado por encima del nivel del agua), o bajo el agua (lanzado desde un submarino), respectivamente. Su carga bélica puede ser de fragmentación, de plasma/calor o altamente explosiva.

LA ERA DEL MISIL

Los V1s y V2s

El surgimiento de los así llamados misiles se produce durante la II Guerra Mundial, siendo el primero de ellos la llamada “bomba robot” o “bomba voladora” desarrollada por la Alemania Nazi, y conocida militarmente por su nomenclatura V1. El V1 fue el primer cohete militar crucero con un sistema de guía (un equipo de orientación por inercia basado en giróscopos) y que era impulsado por un motor de propulsión por reacción con absorción del aire (“motor a chorro”). Su velocidad de desplazamiento era de alrededor de 560 kilómetros por hora, a altitudes entre 300 y 2,500 metros y con un alcance de entre 280 a 370 kilómetros. Se estima que unos 30 mil de estos ingenios fueron lanzados por la Alemania Nazi entre junio de 1944 a abril de 1945.

La historia registra al V2 alemán como el primer misil balístico usado en una guerra. Con alcance de 350 kilómetros y una carga bélica de 1 tonelada, el V2 seguía una trayectoria elíptica (parte de la cual se hacía más allá de la atmósfera terrestre), descendiendo después a gran velocidad sobre el blanco predeterminado. El V2 usaba un motor cohete de combustible líquido y era lanzado desde plataformas móviles (trenes o camiones). Entre setiembre de 1944 y marzo de 1945 unos 4500 de estos misiles balísticos alemanes fueron lanzados contra objetivos aliados.

Tras la finalización de la II Guerra Mundial y, con el inicio de la llamada “Guerra Fría”, los Estados Unidos y la Unión Soviética intentaron aprovechar al máximo los conocimientos sobre cohetería, aeronáutica y una incipiente disciplina a la que se llamaría más tarde “astronáutica”, desarrollados con propósitos militares por hombres de ciencia alemanes durante el III Reich. La ampliación de los conocimientos alemanes, efectuada por norteamericanos y soviéticos, derivaría en la denominada “carrera espacial” y en el empleo de misiles balísticos como plataformas para el lanzamiento de armas de destrucción masiva en ambos países.

La crisis de los misiles de Cuba

Uno de los momentos más dramáticos vividos por la humanidad el pasado siglo tuvo lugar en 1962 (16-28 de octubre), cuando los Estados Unidos y la Unión Soviética estuvieron muy cerca de iniciar un conflicto termonuclear, debido a que esta última potencia emplazó misiles de alcance medio con ojivas nucleares en la isla de Cuba (país que en mayo de 1961 se había declarado “República Socialista” aliada de la URSS). Quizá a los efectos de acortar la distancia tecnológica que representaba la precisión de los misiles balísticos intercontinentales (ICBM) y los misiles Polaris lanzados desde submarinos desarrollados por Estados Unidos (6) , es que la Unión Soviética se aventuró a colocar a miles de kilómetros de sus fronteras misiles MRBM, casi eliminando la capacidad de detección y respuesta norteamericana a una guerra con armas de destrucción en masa (7). Otras interpretaciones sugieren que la instalación de misiles nucleares en Cuba formó parte, o de una estrategia para defender a una amenazada Cuba socialista, o a un esfuerzo mayor soviético dentro del contexto general de “Guerra Fría” para sondear la capacidad real de respuesta norteamericana ante la presión rusa en algún otro lugar del mundo (8). Tras demostrar Norteamérica una firme determinación a no tolerar la presencia de ese armamento “ofensivo” frente a sus costas (que se tradujo en un impresionante bloqueo marítimo y aéreo contra Cuba al que se le denominó “cuarentena”), negociaciones secretas derivaron en una promesa estadounidense a retirar sus misiles balísticos “Júpiter” de Turquía y a no invadir Cuba (ofrecimientos finalmente cumplidos), correspondiéndole a la Unión Soviética el retiro de 42 misiles MRBM y un número similar de bombarderos Ilyushin 28 de la isla caribeña.

Las actuaciones que siguieron a la resolución de la compleja crisis de los misiles de Cuba son recordadas como el primer hito que marcaría el proceso conocido como détente que derivó en importantes instrumentos políticos y jurídicos en favor de la distensión entre las dos superpotencias de ese tiempo, así como en el establecimiento de un valioso canal directo para rápidas consultas entre los líderes de los dos países en caso de nuevas crisis internacionales (activado por primera vez durante la “Guerra de los Seis Días” entre Israel y los países de la República Árabe Unida en 1967). Sin embargo, esos admirables progresos no contemplaron un tratamiento universal de carácter multilateral y vinculante al específico tema de los misiles balísticos como apreciaremos seguidamente.

TRATAMIENTO INTERNACIONAL

A pesar del reconocimiento que se trata de armas cuyas características demandarían un tratamiento especial y diferenciado, no existe una norma internacional de alcance universal acerca del tema de misiles en lo relativo a su desarrollo, ensayo, producción, adquisición, transferencia, despliegue o usos específicos (9). Sin embargo, en algunos instrumentos internacionales se han contemplado disposiciones relacionadas a misiles o determinadas facetas de éstos, como se verá a continuación en esta sintésis:

a) El Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre (1967), prohíbe a sus signatarios a colocar en órbita armas nucleares u otras de destrucción en masa, así como tampoco a colocarla en otros cuerpos celestes o en el espacio ultraterrestre.

b) El Tratado de Tlatelolco (1967) para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina y el Caribe (una consecuencia directa de la crisis de los misiles de octubre de 1962) señala la prohibición de instalar vectores para el transporte o propulsión de artefactos atómicos no separables del propio dispositivo nuclear. Aunque este tipo de ingenios no existen, esa misma prohibición fue establecida por los Tratados de Bangkok (1995, zona libre de armas nucleares en el Asia suroriental) y Penlindaba (1996, zona libre de armas nucleares en África).

c) El Tratado sobre la no proliferación de las Armas Nucleares (TNP, 1968), menciona en su preámbulo el objetivo de la eliminación de los medios para el transporte de armas atómicas, con arreglo a un tratado sobre desarme general y completo sujeto a inspecciones internacionales rigurosas.

d) El Acuerdo sobre las medidas para reducir el riesgo de desencadenar una guerra nuclear entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1971), estipula que cada parte se compromete a notificar a la otra por adelantado acerca de sus lanzamientos de misiles allende sus fronteras.

e) El Acuerdo provisional entre los Estados Unidos de América y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas sobre ciertas medidas relativas a la limitación de armas ofensivas estratégicas (SALT I, 1972), impuso un congelamiento de cinco años para el número de lanzadores fijos en tierra de misiles balísticos intercontinentales, permitiéndose incrementar (hasta un número determinado de vectores) los misiles balísticos lanzados desde submarinos. Este acuerdo provisional expiró en 1977.

f) La Convención sobre la prohibición del desarrollo, producción y almacenamiento de armas bacteriológicas y toxínicas y sobre su destrucción (1972), se hace referencia al compromiso de los Estados parte a no desarrollar, producir, almacenar, adquirir o retener armas, equipos o vectores destinados a armas biológicas o toxínicas.

g) El Tratado entre los Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la limitación de armas estratégicas ofensivas (1979) establecía un límite máximo de 2400 vectores nucleares estratégicos (misiles balísticos intercontinentales, misiles balísticos lanzados desde submarinos, misiles balísticos aire-superficie y la aviación de bombardeo pesado). En el tratado se regularon también las restricciones y el intercambio de información sobre ensayos con misiles. Lamentablemente ese Tratado nunca entró en vigor.

h) El Acuerdo entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre el establecimiento de centros para reducir el riesgo nuclear (1987) se dispone que las notificaciones recíprocas de lanzamientos de misiles balísticos se transmitan a través de centros establecidos en las capitales de los Estados parte.

i) El Tratado entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre la eliminación de misiles de alcance intermedio y de menor alcance (1987) estableció la eliminación de una clase completa de misiles balísticos y de crucero lanzados desde tierra y con alcance entre 500 y 5,500 kilómetros (se destruyeron 2692 proyectiles de ambos países, en un proceso que contempló inspecciones a los centros de producción y de destrucción de estos arsenales). Los tipos de misiles destruidos no podrían ser objeto ni de investigación, ensayo o producción.

j) El Acuerdo entre los Estados Unidos y la Unión Soviética para la notificación de lanzamiento de misiles balísticos intercontinentales y desde submarinos (1988) obliga a las partes a notificarse mutuamente, la zona de lanzamiento y la zona de impacto de dichos ingenios.

k) Tratado entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre la reducción y limitación de armas estratégicas ofensivas (START I, 1991) se dispone la reducción y limitación de las armas nucleares estratégicas de ambas partes. Tras la disolución de la Unión Soviética, Bielorrusia, Kazajastán, la Federación de Rusia y Ucrania asumieron los compromisos emanados de este tratado. Este importante acuerdo significó el establecimiento de un límite de 1600 vectores de armas nucleares estratégicas y de 6000 las ojivas nucleares (estableciéndose límites en los números de misiles balísticos, misiles lanzados desde submarinos, así como en los bombarderos pesados y sus armamentos. Conforme fuentes rusas y estadounidenses, la ejecución de este importante acuerdo había terminado en diciembre de 2001.

l) Tratado entre Estados Unidos y la Unión Soviética sobre ulteriores reducciones y limitaciones de armas estratégicas ofensivas (START II, 1993) se disponía la ulterior reducción de los arsenales estratégicos de ambas partes. Este acuerdo tenía previsto reducir las reservas de ojivas nucleares estratégicas a 3000-3500, de las cuales no más de 1700-1750 podrían lanzarse desde submarinos. Se contemplaba la eliminación de ciertos tipos de misiles balísticos intercontinentales (los de reentrada múltiple) así como los misiles intercontinentales pesados. Lamentablemente ese instrumento aún no ha entrado en vigor.

m) Arreglo de Wassenaar de controles de exportación de armas convencionales y mercancías y tecnologías de doble empleo (1996), que complementa y refuerza los regímenes de control de armas de destrucción en masa y sus sistemas vectores. Este acuerdo tiene por objeto fiscalizar aquellas tecnologías que podrían ser usadas para la producción de misiles (material y equipo electrónico, de aeronavegación y propulsión) .

n) Memorándum de entendimiento entre la Unión Soviética y los Estados Unidos sobre el establecimiento de un centro conjunto para el intercambio de datos procedentes de los sistemas de aleta temprana y las notificaciones de lanzamiento de misiles (junio 2000), tiene por objeto reducir las consecuencias de avisos falsos de ataques con misiles y prevenir la posibilidad que se lancen proyectiles en respuesta a avisos falsos. Este entendimiento prevé el establecimiento de un sistema para un tratamiento multilateral de esta sensible información.

o) Mediante Resolución 55/33 A, la Asamblea General pidió al Secretario General de las Naciones Unidas que se estableciera un grupo de expertos para abordar la cuestión de los misiles en todos sus aspectos y presentara un estudio sobre el particular. Dicho informe (23 de julio de 2003) está recogido en el documento A/57/229.

p) Mediante memorándum de diciembre de 2000, los Estados Unidos y Rusia acordaron constituir las bases de un procedimiento técnico de notificación previa sobre lanzamiento de misiles. Esas bases servirían para el establecimiento de un sistema abierto de participación voluntaria de notificaciones. Sobre esa base, Rusia ha impulsado sendos ejercicios (en Moscú, en marzo de 2000 y febrero de 2001) destinados a: i) considerar la creación de un régimen multilateral de transparencia en relación con lanzamientos de misiles (bajo los auspicios de la ONU); ii) implementar medidas para promover la seguridad de estados que renuncien a programas de misiles balísticos, y; iii) promover consultas multilaterales sobre el problema de la proliferación de misiles. Estas medidas serían acordadas en un tratado multilateral negociado y jurídicamente vinculante. Esta interesante iniciativa rusa aún no conoce de mayores reacciones ni de una programación destinada a su concreción.

Como se aprecia, los mayores desarrollos acerca del concreto tema de los misiles balísticos, con fuerza vinculante o pretensión que así sea, han sido obtenidos en arreglos o negociaciones bilaterales entre los Estados Unidos y la Unión Soviética (o, tras su desaparición, con la Federación de Rusia). Resulta claro que las dos superpotencias nucleares asignan una muy importante prioridad a este tema y se muestran preocupadas acerca del empleo de este tipo de ingenios por parte de otros estados, como también demuestran su preocupación sobre el acceso a conocimientos y tecnologías para hacer de estos vectores unos propicios para el transporte de artefactos de destrucción en masa (altamente peligroso si su empleo depende de la decisión de estados con compromisos y actitudes poco claras con relación a la paz mundial). A pesar de estas preocupaciones, lo cierto es que sólo hay dos instrumentos de naturaleza no vinculante que han pretendido normar el tema de los misiles balísticos multilateralmente y que han buscado que prevenir el traspaso de conocimientos a ciertos estados de actitudes peligrosas hacia la paz mundial, los que repasaremos seguidamente.

REGIMEN DE CONTROL DE TECNOLOGIA DE MISILES (MTCR)

El Régimen de Control de Tecnología de Misiles (MTCR en sus siglas en inglés, mecanismo de no proliferación establecido en 1987 bajo auspicio de los Estados Unidos) es una asociación informal y voluntaria de países cuyo objetivo, basado en controles coordinados de exportación, es poner freno a la proliferación de misiles balísticos y otros medios de lanzamiento aéreo de armas de destrucción en masa (sistemas capaces de transportar una carga útil de 500 kilogramos a una distancia mínima de 300 kilometros). El MTCR ha tenido relativo éxito al limitar las actividades misileras en Argentina, Europa Central, Egipto y Sudáfrica, pero ha fallado en sus intentos de restringir los programas nacionales de India, Pakistán y Corea del Norte. En el año 2000 el MTCR redactó en Helsinki un Código de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos, pero los observadores encuentran que dicho régimen ha tenido poca efectividad debido a su carácter no vinculante, no universal y a la ausencia de un sistema de vigilancia dotado de autoridad. El MTCR fue originalmente constituido por los Estados Unidos y sus aliados del G-7 (Canadá, Alemania, Italia, Francia, Japón y el Reino Unido). Actualmente 33 estados integran el MTCR, entre los que se cuenta a la Argentina, el Brasil, Australia, Finlandia, España, Rusia, Suiza, Suecia, Corea del Sur, entre otros. El Perú no forma parte de dicho mecanismo.

Sobre la base del Código de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos elaborado por el MTCR el año 2000, se impulsó una segunda iniciativa tendiente al establecimiento de un código de alcance universal y no sólo restringido a los originales miembros del “Régimen de Control de Tecnología de Misiles”.

“CODIGO DE LA HAYA”

Tras el desarrollo de dos conferencias de discusión del proyecto efectuadas en París (7-8 de febrero del 2002) y Madrid (17-18 de junio del 2002) bajo los auspicios del MTCR y la Unión Europea, el Código Internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos (ICOC en sus siglas en inglés) fue adoptado en La Haya, Países Bajos, en el marco de una conferencia internacional efectuada los días 25 y 26 de noviembre de 2002. Durante el señalado evento, 93 estados suscribieron el Código, entre los cuales se encuentra, además de nuestro país, otras naciones latinoamericanas (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela). Por iniciativa de la delegación del Perú, el Código contra la proliferación de misiles balísticos pasó a llamarse “Código de La Haya”.

A pesar de los notables auspicios con los que el Código de La Haya surgió, existen grandes dudas acerca de su aplicabilidad para “normar” las actividades de países que son considerados riesgosos, tales como Corea del Norte, Siria, Irán, la India y Pakistán, los que, además, no han suscrito ese instrumento ni tienen voluntad inmediata de hacerlo. El propósito principal del señalado instrumento de carácter no vinculante es prevenir y evitar el desvío de información que conduzca a la proliferación de misiles balísticos capaces de transportar armas de destrucción en masa. El Código de La Haya no prohíbe los misiles balísticos (se entiende, a aquellos estados que ya los poseen) pero llama a los suscriptores del instrumento a restringir al máximo el desarrollo, las pruebas y el emplazamiento de tales armas así como a reducir –donde sea posible- las existencias nacionales de tales ingenios. Respecto al concreto tema de la proliferación, los suscriptores del código acuerdan no prestar asistencia a aquellos estados sospechosos de desarrollar armas nucleares, biológicas o químicas y a ejercitar “la vigilancia necesaria” en la asistencia brindada a los programas espaciales de algunos estados. Esto último debido a que es posible que las tecnologías y los conocimientos aplicables a los vuelos espaciales puedan ser aprovechados para el enriquecimiento de un programa de misiles de carácter ofensivo.

Este instrumento, se reitera, no es un tratado, no tiene fuerza vinculante y no contempla sanciones para aquellos estados suscriptores que incumplan sus mandatos. Es importante destacar que el Código de la Haya establece un sistema de transparencia en la información mediante la presentación de notificaciones previas a los lanzamientos de sondas espaciales o misiles balísticos, además del compromiso de presentar anualmente un informe (con detalle de los tipos de misiles en existencia y sus bases de lanzamiento, además del número y tipo de misiles lanzados cada año, reportes sobre las políticas que los miembros tienen sobre la materia y los resultados de las visitas que monitores internacionales hagan a sus instalaciones, previa invitación voluntaria) a un estado que fungirá como punto focal (en este caso esta responsabilidad ha recaído en Austria).

Los detractores del código señalan que este instrumento no vinculante es más débil aún que el antes citado MTCR. Así, Richard Speier, un ex funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos experto en materia de misiles, señala como uno de sus puntos flojos la ausencia de algunos estados como parte de él, estados éstos materia de preocupación acerca de la llamada “proliferación” (como Corea del Norte e Irán). Speier también considera como punto flojo la no incorporación de los misiles de crucero en sus alcances (un tipo de armamento que por su precisión y difícil detección o interceptación, estaría destinado a suceder en un futuro a los proyectiles balísticos). Otros expresan con claridad que su mayor debilidad consiste en su fuerza no vinculante, pero este hecho debe hacernos reflexionar acerca de la reticencia de algunos estados a suscribir el instrumento debido a que consideran “discriminatoria” la no afectación del código a las grandes potencias y a sus programas, no sólo de armas de destrucción en masa, sino de misiles balísticos capaces de transportarlas (EEUU, al momento de suscribir el Código de la Haya, señaló reservarse el derecho de notificar previamente el lanzamiento de estas armas en caso de un conflicto). En ese orden de ideas Pakistán e Irán - que tienen programas de misiles y el primero de ellos ha fabricado ya bombas atómicas- prefieren vincularse a un régimen universal auspiciado por las Naciones Unidas y la - lamentablemente inefectiva por años- Conferencia de Desarme.

La administración de Barack Obama se comprometió a notificar de antemano, desde 2010, a otros países sobre los lanzamientos de sus vectores y satélites. Mediante nota diplomática divulgada el 7 de mayo de 2010, Washington notificó al Ministerio de Relaciones Exteriores de Austria, país depositario del Código Internacional de Conducta contra la Proliferación de Misiles Balísticos (Código de Conducta de La Haya, ICOC) sobre esta su determinación.

El compromiso estadounidense señala que " avisará con anticipación de los lanzamientos de satélites, tanto comerciales como de la NASA, así como de la mayoría de los lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales y en submarinos". Los Estados Unidos señala que no notificará sobre todos los lanzamientos de sus misiles balísticos, sin precisar cuáles serán las excepciones.

Fuentes diplomáticas en Viena revelaron que Estados Unidos espera que Rusia a su vez también vuelva a notificar de antemano sobre sus lanzamientos de misiles balísticos. Moscú lo hacía desde noviembre de 2002, cuando el Código de Conducta de La Haya fue aprobado, pero dos años después dejó de hacerlo porque muchos países que ratificaron el documento, entre ellos EE.UU, no cumplen con sus obligaciones. Ahora "se espera que Moscú vuelva a notificar sus lanzamientos y contribuya a crear una atmósfera de confianza".

Por el momento, el Código fue firmado por 129 países. China, India, Pakistán, Irán y Corea del Norte no participaron.

Aunque el Código no prevé ninguna sanción contra los países que no cumplan con sus obligaciones o no lo reconozcan, se considera como una parte fundamental para garantizar la seguridad y la lucha contra nuevas amenazas terroristas.

MISILES BALISTICOS, “ROGUE STATES” Y COREA DEL NORTE: UN MUNDO PELIGROSO

Corea del Norte hizo un espectacular anuncio acerca del fin de su moratoria sobre pruebas con misiles, moratoria decretada tras el ensayo sobre territorio nipón, el año 2001, de un proyectil de 2.500 km de alcance que desencadenó grandes temores en Japón y el resto de Asia respecto al fortalecimiento de la capacidad militar del régimen estalinista. Pyonyang justificó el fin de la moratoria mencionando que “no está vinculada por ningún tratado internacional o ley sobre la cuestión de los misiles”. El fin de esta moratoria se conoció en momentos en que aumentan los esfuerzos de la comunidad internacional para tratar de llevar a Corea del Norte de regreso a la mesa de negociaciones sobre sus programas nucleares. El régimen norcoreano, que en febrero último afirmó poseer armas atómicas, se niega desde fines del año pasado a participar en las conversaciones que en anteriores oportunidades reunieron a las dos Coreas, Estados Unidos, China, Japón y Rusia.

Distintos reportes atribuyen a Corea del Norte ser la auténtica fábrica para el suministro de proyectiles balísticos a aquellos estados considerados “rogue”. Pyonyang ha venido desarrollando un programa de proyectiles balísticos desde la década del sesenta, sobre la base del misil soviético SCUD, habiendo sido uno de los más exitosos productos de exportación de alta tecnología de la alicaída economía centralista norcoreana. Los servicios de inteligencia sudcoreanos consideran que Corea del Norte trabaja actualmente en la elaboración de motores capaces de propulsar a sus misiles Taepodong-2 a 6.700 km de distancia, pero que no disponen aún de la tecnología requerida para lanzar cabezas nucleares.

En efecto, a pesar de los enormes esfuerzos desplegados por Corea del Norte, que han contemplado programas de financiamiento externo a sus investigaciones (Irán), y el traslado de las pruebas a otros países (Irán, Pakistán), su plan de cohetes experimenta muchas dificultades tales como la capacidad de crear motores para hacer de sus proyectiles unos de alcances intercontinentales y con efectividad (sus ojivas nucleares serían de tal peso que no tendrían aún un sistema vector lo suficientemente poderoso para amenazar países situados en otros continentes, amen de la carencia de sistemas de guía precisos). El experto Ronald H. Siegel (10) considera que el programa norcoreano de misiles balísticos no sería hábil para lograr el desarrollo de un proyectil intercontinental sino pasado el año 2010. Aún así Corea del Norte ha producido y suministra misiles de alcance medio a varios países del mundo en zonas conflictivas. Su rebeldía a permitir inspecciones de la OIEA en sus instalaciones nucleares, su anuncio de que posee bombas atómicas y la reanudación de ensayos de su programa de balísticos vuelve a poner sobre el tapete la preocupación acerca de los desafíos que a la paz mundial impone la señalada nación comunista.

El Consejo de Seguridad de la ONU condenó, el pasado 16 de abril, el intento de lanzamiento por parte de Corea del Norte de un misil balístico, que calificó de una "seria violación" de las resoluciones adoptadas por ese órgano, y reforzó las sanciones contra el país comunista asiático.

En su resolución el Consejo expresó "su determinación a adoptar medidas si Corea del Norte intentara un lanzamiento o una prueba nuclear". El Consejo era presidido por los Estados Unidos y la declaración fue consensuada por los quince estados miembros.

La Embajadora Susan Rice señaló: "El Consejo de Seguridad condena el lanzamiento del 13 de abril (…), subraya que el lanzamiento de satélites, al igual que el de tecnología de misiles balísticos, es una seria violación de las resoluciones 1.718 (2006) y 1.874 (2009)".

El régimen norcoreano lanzó el pasado 13 de abril de 2012 un cohete portador Eunha-3 desde Tongchang-ri, en el norte del país, que explotó minutos después a unos 151 kilómetros de altura y se precipitó sobre el Mar Amarillo a entre 100 y 150 kilómetros de la costa surcoreana, según la versión oficial de Corea del Sur.

El Consejo de Seguridad, en la declaración presidencial emitida, señala que pide al comité de sanciones encargado de supervisar el cumplimiento de esas resoluciones que "en quince días le informe" sobre la designación de nuevas entidades, individuos y productos sobre los que ampliar esas sanciones.

También le piden que los expertos de ese comité le presenten un plan de trabajo anual al respecto y señala que, de no recibir ese informe en quince días, "el Consejo actuará para completar esas medidas en cinco días".

En ese sentido, Rice indicó a la prensa, al término de la reunión, que Estados Unidos propondrá "pronto" al comité de sanciones del Consejo "un paquete robusto" con nuevas designaciones a incluir en la lista de sancionados.

En esa lista se incluirán, según la embajadora estadounidense, "los nombres de las compañías responsables de los programas nucleares y de misiles balísticos norcoreanos, además de una lista de objetos que Corea del Norte necesita para continuar con sus programas".

La declaración del Consejo de Seguridad también "deplora que ese lanzamiento haya causado graves preocupaciones sobre la seguridad en la región" y pide al Gobierno que preside Kim Jong-un que "no proceda con ningún nuevo lanzamiento de tecnología de misiles balísticos y cumpla las resoluciones".

Subrayan al régimen del país comunista asiático que tiene que "suspender todas las actividades relacionadas con su programa de misiles y restablecer sus compromisos previos sobre la moratoria" a ese respecto.

Los quince instaron a Corea del Norte a "abandonar todas las armas y programas nucleares de manera completa, verificable e irreversible", así como al "inmediato cese de todas las actividades relacionadas y a no realizar ningún lanzamiento de esa tecnología, de pruebas nucleares o cualquier otro tipo de provocación", ya que de lo contrario tomarán medidas.

"Si Corea del Norte vuelve a elegir desafiar a la comunidad internacional, el Consejo de Seguridad ha mostrado su determinación a actuar al respecto", añadió ante la prensa Rice, para quien la declaración de hoy dejó "claro" que habrá "consecuencias para cualquier lanzamiento o prueba nuclear futura" de Corea del Norte.

Tras el frustrado lanzamiento coreano, el Consejo deploró esa acción y avanzó que tomarían medidas, mientras que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, instó a Corea del Norte a no llevar a cabo "más acciones provocativas que puedan aumentar la tensión en la región".

Varios países, con Estados Unidos y sus aliados a la cabeza, instaron la pasada semana al régimen comunista norcoreano a desistir de su plan al considerar que escondía en realidad un ensayo encubierto de misiles balísticos.

Corea del Norte llevó a cabo una prueba similar en 2009, lo que le valió la condena del Consejo y ante lo que el país comunista respondió retirándose de la mesa multilateral de negociación de su programa nuclear.

Sin embargo, han surgido voces que señalan que la capacidad de Corea del Norte de producir misiles balísticos intercontinentales sería más fantasiosa que real, como lo probarían análisis que expertos han efectuado sobre proyectiles exhibidos durante el presente año por Pyonyang en desfiles militares (11)

CONCLUSION

Programas balísticos en manos de Estados poco confiables en zonas como el Golfo Pérsico y el medio oriente, en la frontera entre la India y Pakistán y en la península coreana, y los potenciales escenarios de conflicto que podrían surgir allí, hacen que el tema de los misiles balísticos siga demandando una prioritaria atención en aras del establecimiento de un régimen que provea confianza y transparencia y que contribuya efectivamente a la paz mundial. Es deseable que el tema de los misiles conozca de un instrumento multilateral de alcance universal y jurídicamente vinculante. La alternativa rusa señalada en la última parte de la sección “Tratamiento Internacional” en este ensayo podría bien ser aplicada a estos propósitos, sea desde el régimen establecido en el “Código de La Haya” o desde un posible ejercicio bajo el sistema de las Naciones Unidas. Puede concluirse también que ningún esfuerzo orientado a la no proliferación de misiles con capacidad destructiva en masa en sus ojivas debe dejar de lado a los peligrosos misiles de crucero, cuya posesión sólo se encuentra hoy en pocos Estados pero que es previsible que en algún momento esta situación pueda cambiar. Finalmente, la complejidad para obtener y operar un cohete balístico si haría aparecer como remota la posibilidad que podamos ver acciones terroristas con este tipo de ingenios, como han venido sugiriendo algunos expertos norteamericanos.


(*) Hugo Contreras Morales es Abogado, Licenciado en Relaciones Internacionales y Diplomático de carrera. Es Máster en Relaciones Internacionales y Diplomacia con mención en Derecho de los Tratados por la Academia Diplomática del Perú y candidato al Máster en Relaciones Internacionales e Integración por la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia. Es Diplomado en Promoción Económica y Comercial por la Academia Diplomática del Perú y Diplomado en Seguridad y Defensa por el Ministerio de Defensa. En la década del ochenta fue periodista del programa político “Panorama” de Panamericana TV. Entre 1992 y 1994 fue funcionario de la Dirección de Control de Drogas de la Cancillería peruana, habiéndole correspondido participar de distintos ejercicios negociadores tales como el del convenio antinarcóticos con el Reino Unido (Lima, 1993), el que constituyó el programa de cooperación subregional antidrogas con las Naciones Unidas (Santa Cruz 1992 y La Paz 1994) y en el equipo organizador y en la delegación nacional ante la I Reunión Internacional de Expertos en Desarrollo Alternativo de la Organización de los Estados Americanos (Lima, 1993). Contreras Morales participó de los trabajos de la 36ª Comisión de Estupefacientes del Consejo Económico y Social de la ONU (Viena, 1993) y de las Conferencias de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) entre 1994 a 1999. Entre esos años, fue también representante alterno ante la CICAD en Washington, habiendo participado en los ejercicios negociadores que derivaron en la “Estrategia Antidrogas en el Hemisferio” y en el “Mecanismo de Evaluación Multilateral” (MEM). También ha participado en conferencias de la CICAD acerca de Lavado de Dinero y Contrabando de Armas y Explosivos. El señor Contreras Morales es co-autor del Plan Nacional de Prevención y Control de Drogas del Perú 1994-2000 y formó parte del equipo de representantes diplomáticos que gestionó la designación del peruano Alberto Hart a la Secretaría Ejecutiva de la CICAD (1995-2000). Asimismo ha sido ponente en conferencias sobre la hoja de coca (Trujillo, Universidad Mayor de La Libertad, 1992), sobre el problema de las drogas en el Perú (CEDRO, Lima, 1995), y sobre la regionalización en el Perú en la Universidad Nacional del Valle (UNIVALLE) en Bolivia.

Hugo Contreras Morales ha sido, entre 2001 a 2003, Jefe del Departamento de Desarme de la Cancillería, habiendo participado en el seguimiento y preparación de la posición peruana para el ejercicio negociador del ahora consagrado “Código de la Haya contra la Proliferación de Misiles Balísticos”. Integró el grupo de trabajo Cancillería-Defensa que culminó con el proceso de destrucción de los arsenales de minas antipersonal en cumplimiento de la Convención de Ottawa sobre la materia. Participó del proceso de creación el “Centro Peruano de Acción contra las Minas Antipersonal” (CONTRAMINAS), fue miembro de la delegación peruana en el 3º y 4º período de sesiones de la Conferencia Mundial sobre la Convención de Ottawa contra las Minas Antipersonal (Managua, 2001 y, Ginebra, 2002) y ha participado en distintos otros ejercicios –nacionales e internacionales- relacionados a minas antipersonal. Fue Consejero Político en la Embajada del Perú en Bolivia entre 2003 a 2009. Actualmente se desempeña como Jefe de la Oficina de Prensa del Ministerio de Relaciones Exteriores.

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[1] El presente ensayo es una ampliación al trabajo del autor titulado “Los Misiles Balísticos y el Escenario Internacional”, aparecido en “Revista Peruana de Derecho Internacional”, Tomo LV Enero-Mayo de 2005 N° 127

[2] “Una trayectoria es el curso seguido por un móvil en el espacio. La precisa trayectoria de un proyectil requiere tomar en cuenta otras fuerzas gravitacionales no uniformes y otras fuerzas tales como la resistencia y el viento. Todo ello es campo de estudio de la disciplina conocida como ‘balística’.” Definición tomada de “Wikipedia” en http://en.wikipedia.org

[3] “El alcance de un misil balístico se define como la máxima distancia medida al proyectar su trayectoria de vuelo en la superficie de la Tierra desde el punto de lanzamiento hasta el punto de impacto del último elemento de su carga útil (...) “ . Documento Naciones Unidas A/57/229,   [4] “Informe del Secretario General de las Naciones Unidas acerca de la cuestión de los misiles en todos sus aspectos””; Naciones Unidas 2002.

[5] Desde la Guerra Fría “...los misiles balísticos pasaron a ser los sistemas vectores preferentes para armas nucleares. Posteriormente se combinaron con ojivas tanto biológicas como químicas, y también con ojivas convencionales avanzadas que, junto con los misiles con carga nuclear, pueden infligir mucho mayor destrucción ”. Documento Naciones Unidas A/57/229, op. cit.

[6] Los criterios para clasificar el alcance de los misiles convencionales difieren enormemente de los empleados para definir el alcance de los misiles balísticos, como se podrá apreciar.

[7] Al tiempo de la “Crisis de los Misiles”, la Unión Soviética no disponía de proyectiles intercontinentales o eran muy pocos los que se encontraban en condiciones plenas de operación. La URSS poseía misiles balísticos con ojivas nucleares embarcados en submarinos del tipo “Golem”, pero debían ser lanzados desde la superficie del agua y no navegando sumergidos con lo que se eliminaba el vital elemento sorpresa para el empleo de este tipo de ingenio.

[8] Al instalarse misiles soviéticos en Cuba, la capacidad de detección de estos proyectiles desde EE.UU. quedaba reducida en 2 a 8 minutos

[9] SORENSEN, Theodore, “Kennedy”, Bruguera-Barcelona 1970; CLERC, Jean Pierre, “Les quatre saisons de Fidel Castro” , Editions du Seuil-París, 1996

[10] En 1999 el Secretario General de las Naciones Unidas señaló: “actualmente no hay ningún tratado que regule el tema de los misiles”.
[11] SIEGEL, Ronald H., Missiles in North Korea, Institute for Defense & Disarmament Studies, Cambridge, MA, 2001

[12]  “Los misiles ‘falsos’ que Corea del Norte exhibe en sus desfiles” En: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2012/04/120427_los_misiles_falsos_de_corea_del_norte_jr.shtml

1 comentario:

  1. Muy interesante y didáctico tu trabajo Hugo, en lo relacionado con la crisis entre las Coreas, hay cosas que aún no están claras, sobre todo al ser un mundo políticamente uni polar no tiene mucho sentido que los guardianes de la paz, léase, gringolandia, metas su narices por esos lares, a no ser que más que sus narices quieran meter su billetera. Lo del peligro nuclear es una preocupación de todos, pero el mismo argumento tuvieron en la administración Bush para justificar la Tormenta del Desierto y el tiempo nos aclaró que eran otros los intereses.
    Ojala las cosas se arreglen sin derramamiento de sangre, aunque Corea es un país cruelmente dividido por el ajedrez político de los 50's y parece que culturalmente hay heridas que no tienen como cicatrizar.
    Felicitaciones Oscar por el Blog, lo iré visitando regularmente.
    Patrick

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