Estupendo reportaje de Paola Ugaz y Jacqueline Fowks de IDEELE-Reporteros sobre el "indulto" a José Francisco Crousillat.
Todos los antecedentes, testimonios, hallazgos e información filtrada en este escándalo mafioso.
Un aliado de peso
Pese a que el presidente García se declara burlado por Crousillat, este reportaje demuestra que sus protestas de inocencia son tan creíbles como los certificados médicos del vladicaster antes del indulto.
Por Paola Ugaz y Jacqueline Fowks.- El vigoroso inicio de la ofensiva judicial de José Enrique Crousillat, el lunes 8 de marzo, demuestra las calidades tónicas de la comida del Costanera 700, que lo ha convertido de supuesto moribundo en un dinamo de energía litigante. Y todo en menos de tres meses.
Entre el once de diciembre pasado, día en que recibió el indulto presidencial, y este mes de marzo, parece haberse producido un prodigio terapéutico.
Gracias a la brisa marina de la playa Las Lagunas y la chita a la sal del conocido restaurante de la avenida del Ejército, el ex concesionario de Canal 4 y asistente asiduo a la salita del SIN –donde recibió millones de dólares en soborno de manos de Montesinos- es ahora un caso de rozagante geriatría, cuya vitalidad, paradójicamente, parece excitarse en forma especial por la manipulación de códigos legales.
Así, el abogado de Crousillat, Jorge Antonio Castro, presentó el lunes 8 a las 8.59 am. en la Secretaría de la Fiscalía de la Nación, la denuncia penal del vladicaster contra 56 personas por, supuestamente, haberlo hecho víctima del robo de la administración de América Televisión, durante los días en que Crousillat emulaba a Richard Kimball, el Fugitivo, escabulléndose de la justicia peruana entre Chile y Argentina.
Entre los denunciados están el abogado Gonzalo de las Casas; Gustavo, “Chicho” Mohme Seminario, director de La República; Luis Miró Quesada Valega, entonces presidente del directorio de El Comercio; los ex procuradores José Ugaz, Luis Vargas Valdivia e Iván Meini; y los gerentes de El Comercio y La República, César Pardo Figueroa y José Samanez Acebo, respectivamente.
El tono inusualmente agresivo de la denuncia de Crousillat, acentuado por el abogado Castro en la súper patera entrevista que le hizo el periodista José María Salcedo (antaño rojo y hoy naranja) en RPP, provocó una ansiosa y más bien preocupada movilización entre los principales funcionarios de La República, El Comercio y América TV.
¿Cómo pudo un abuelo reencauchado y su estrafalario abogado provocar síntomas que en algún momento se parecieron mucho al miedo entre varios funcionarios de los medios más poderosos del país?
Es verdad que, digamos, Gonzalo de las Casas no parece haber crecido precisamente en un barrio de broncas; y ciertamente José Samánez no se crió en el monasterio Shaolín junto al pequeño o al gran saltamontes… pero, ¿era para tanto?
Parece que sí. Lo que sucede es que los funcionarios en cuestión no temían al geronte y su letrado (?) sino a alguien que proyecta una sombra mayor y cuyo peso en la balanza del poder solo es igualado por el de la balanza de la panadería. No era, como veremos, el primer susto que les mandaba.
Al día siguiente, martes 9, el presidente Alan García Pérez salió a decir a los periodistas que ante los hechos que conmovían a los medios (a algunos un poco más que a otros), él se sentía “burlado” por haber otorgado un indulto que limpiaba a un presunto enfermo solo para verlo convertido en una estrella del hip hop procesal.
También el ministro de Justicia, Aurelio Pastor, proclamó su coincidencia de pareceres (sorpresa, sorpresa) con el Presidente. Pero, añadió que el indulto es irreversible.
¿Es creíble el presunto burlado? Tanto como los certificados médicos que le daban a Crousillat cuando estaba todavía preso en clínica. Las evidencias que IDL-Reporteros ha reunido identifican un conjunto de circunstancias que apuntan claramente a una premeditada colaboración entre Alan García y los Crousillat.
¿Cómo se produjo?
En primer lugar, hay que entender que Marisol Crousillat es a su padre José Enrique, lo que Keiko Fujimori a su padre Alberto Kenya.
Cuando los vladicasters fugaron, dejaron a Marisol Crousillat a cargo de sus intereses, como líder de las hermanas, en perfecto paralelo con el papel de Keiko luego de la fuga de su papá.
Marisol Crousillat es la que representó los intereses de los fugitivos hasta perder el control del canal. Es incluso la persona que firmó el pagaré con el entonces Banco Wiese Sudameris, que ahora el abogado Castro utiliza como piedra de toque de su denuncia, sin explicar cómo Marisol Crousillat llegó a firmar un pagaré en blanco.
Perdido el canal 4 (que su familia llevó a la quiebra) y evidenciados hasta la saciedad los vínculos, las cutras, los sobornos de su entorno empresarial y familiar con la mafia de Montesinos, uno hubiera supuesto que cualquier actividad laboral de Marisol Crousillat no se iba a dar precisamente en la televisión.
Pero se dio. Y cómo.
En julio de 2009, Marisol Crousillat fue nombrada Productora General y asesora del presidente de un importante canal de televisión.
Nada menos que del canal del Estado, la radio del Estado, el canal 7 y la mayor red de repetidoras en el país, bajo el IRTP (Instituto de Radio y Televisión Peruana).
Esa posición de crucial importancia, tuvo un pago correspondiente. Marisol Crousillat fue y es la funcionaria mejor pagada de todo IRTP.
Este documento estuvo disponible en la web de Seace pero luego, sin aviso, fue retirado. El documento de otorgamiento de la buena pro estuvo colgado en el portal del SEACE hasta poco antes del lío judicial. Luego, fue retirado y reemplazado por una convocatoria de adjudicación directa selectiva. Es que no hay nada como la transparencia.
Es imposible trabajar en IRTP sin la aprobación del Gobierno. Y sobre todo en un puesto de ese nivel.
Pero eso no es todo. Marisol Crousillat llegó a IRTP, de la mano de su amigo Ricardo Ghibellini, hasta hace poco presidente de IRTP y ahora flamante embajador en Brasil. Ghibellini es una persona inteligente, pero su nombramiento no fue el resultado de un test de C.I. sino de su estrecha y cálida amistad con el presidente Alan García.
Ghibellini trabajó, además, con los Crousillat desde 1995 en canal 4 y fue socio de José Francisco Crousillat en la empresa Sonosur del Perú, dedicada a lo que su nombre indica.
Luego, Ghibellini emergió como representante de Bavaria en la contenciosa sociedad con El Comercio en el control, junto con La República, del canal 4. Salió junto con Bavaria y no precisamente en una relación armoniosa con El Comercio.
¿Fue eso un factor en la evidente ojeriza que le tiene García a América TV? Es posible. En todo caso, cuando Ghibellini representaba todavía a Bavaria intentó vetar el programa Prensa Libre, de Rosa María Palacios. Y no es secreto alguno que García detesta a la seria y responsable conductora. Uno se pregunta por qué. El estilo de entrevista de Palacios es casi siempre informado, eventualmente polémico, pero invariablemente gentil.
La única explicación es que García detesta la crítica o la investigación en medios electrónicos masivos, por suave o gentil que ésta sea. Algo parecido a lo que, después de todo, sucedía con Fujimori.
Y García no solo aceptó la presencia de Marisol Crousillat en el canal que él directamente controla, sino que, algunos meses antes, en diciembre de 2008, la condecoró –junto a Ghibellini– con la Orden al Mérito por Servicios Distinguidos, con el grado de Comendador. Eso fue por su participación en una Teletón.
¿Cuántos otros peruanos de mérito fueron condecorados por García entre tanto?
Entonces, a la luz de esa estrecha cercanía de García Pérez no solo con Ghibellini sino con Marisol Crousillat, ¿sorprende que, meses después de condecorarla, de tenerla en uno de los puestos más importantes de Canal 7, poco antes de ratificarla, firme el indulto de su padre, el vladicaster? Es, hay que anotarlo, el único indulto de ese nivel que ha firmado García.
Pero, ¿fue un caso de emoción humanitaria movido exclusivamente por la amistad? Todo indica que no.
A mediados de enero, al final de una rueda de prensa en Palacio de Gobierno, García miró de arriba abajo a la periodista de América TV, Jéssica Chahud, y le dijo, luego de quejarse por el trato de la emisora, en un tono que descompuso a Chahud que tuviera en cuenta que “su canal está en problemas judiciales”.
Chahud llegó asustada al canal y transmitió la advertencia presidencial y su susto también. Poco después, el sábado un “soplo” judicial alertó sobre un posible intento de los Crousillat por ingresar. Hubo una movilización general, no exenta de algunos síntomas de gastroenterología, se reforzó la seguridad, se bajó rejas y se inició febriles gestiones para evitar que si algún juez de un cono ignoto dictase una medida cautelar, se pudiera impedir el ingreso físico de los Crousillat. Al mismo tiempo, los del canal de la calle Mariano Carranza ingresaron una medida cautelar protectora en varios juzgados a la vez.
El susto de América TV aumentó cuando a mediados de febrero la Corte Superior de Lima nombró al juez suplente Carlos Solano Tenorio al Primer Juzgado para que evalúe la medida cautelar interpuesta por Plural TV.
Solano, cuya trayectoria se acercaba al prontuario, se retiró forzado por el Presidente de la Corte Suprema de Perú, Javier Villa Stein.
Poco después, el ex moribundo y hoy abuelo atómico, presentó la demanda penal contra todo lo que se mueve en La República, El Comercio y canal 4.
¿Y después de esa secuencia de hechos insistirá el presidente García Pérez en decir que se siente burlado? Si algo queda claro es que el vladicaster solo se ha atrevido a actuar porque siente tener un apoyo de peso, el de García Pérez.
Lo que sí falta aclarar es si el apoyo de García Pérez a Crousillat es la ayuda entre amiguetes y la oportunidad de provocarle un poco de miedo a América TV, o si se trata de un plan mayor para influenciar o controlar los medios electrónicos masivos con el objetivo de favorecer las candidaturas de Alex Kouri primero y de Keiko Fujimori después.
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