lunes, 31 de mayo de 2010
PILAR DONOSO: "PARA QUE NO ME PREGUNTEN POR MI PADRE..." (EL COMERCIO)
Una entrevista de Enrique Planas
http://elcomercio.pe/impresa/notas/que-no-me-pregunten-mi-padre/20100530/487173
Escribió este libro para que no le pregunten más por su padre. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Pilar Donoso no ha dejado de declarar sobre el autor de “El obsceno pájaro de la noche”.
No podía ser de otra forma: “Correr el tupido velo” (Alfaguara) era uno de los libros más esperados en Chile. Se consideraba la respuesta autorizada a un escándalo periodístico alrededor del escritor José Donoso, el novelista más importante que ha tenido el país del sur. En el 2003, el diario chileno “La Tercera” dedicó una serie de reportajes a revelar la homosexualidad del novelista. En una poco escrupulosa manipulación, su archivo personal de diarios y cartas, conservados en la Universidad de Iowa, fue convertido en piedra de escándalo. Fue entonces que su hija adoptiva decidió que había llegado el momento de dar su visión, de escribir un libro para exorcizar su memoria, en el que lo dijera todo. Sin embargo —como ella admite—, zafarse de la cadena que la une a su padre resulta muy difícil.
José Donoso murió en diciembre de 1996. Su esposa, María Pilar Serrano, dos meses después. Pilar tenía entonces 28 años. “Me hubiera gustado tener una relación un poco más adulta con ellos”, confiesa. Adolescente rebelde, se casó a los 19 años y abandona la casa familiar. ¿Una táctica para huir de tus padres?, le pregunto. Su risa se escucha del otro lado del teléfono. “Sí, pero lo irónico es que me casé con un Donoso, mi primo”, responde. Lo cierto es que Pilar se sentía harta de ser “la hija de”. Por ello no le interesó nunca participar en el mundo literario, ni seguir a su padre en sus conferencias, ni leer sus entrevistas. Era su adolescente estrategia para afirmar su identidad.
Sin embargo, en los últimos ocho años, releyó toda la obra de su padre, su correspondencia, los sesenta y cuatro cuadernos que componían sus diarios, archivados en la Universidad de Princeton. En ellos descubre el lado más oscuro de su padre, aquel que puede escribir los juicios más crueles contra ella o su madre, así como las más sublimes declaraciones de amor.
Los lectores esperaban con morbo que en su libro Pilar Donoso negara o confirmara la homosexualidad del escritor. Empero, si bien el libro no evade el tema, aquella es solo una faceta de un personaje poliédrico. Ella nos ofrece el retrato de un hombre egoísta, paranoico, hipocondríaco y avaro. Pero también el de un ser humano entrañable, sorpresivamente generoso, divertido, cariñoso y, claro, brillante.
¿Desarrollaste algún mecanismo de protección para resistir los escritos de tu padre terriblemente crueles contigo y tu madre?
Fue muy difícil y doloroso. El libro me ahogó. A lo largo de la investigación necesité muchos respiros. Tomaba distancia por un tiempo, y luego lo retomaba. Yo no tenía una estructura muy clara del libro que iba a hacer. Se fue escribiendo en el camino.
Tu libro expone crudamente las amarguras, el odio o el desprecio de tu padre hacia parientes, amigos o conocidos. ¿Sentiste temor a que fuera tomado como una venganza personal?
Sí. No ha pasado nada grave, nadie ha salido a responder ni a desautorizarme. Nadie me ha entablado un juicio ni nada parecido. Pero sí he sentido la frialdad de la gente que piensa que los trapos sucios se lavan en casa.
¿Crees posible perdonar a tu padre al sacrificar a tu madre en sus fantasías y extravagancias? ¿Lo culpas a él del alcoholismo de tu madre, de sus depresiones y crisis nerviosas?
Mi madre también tenía una personalidad compleja. Se casó a los 36 años, según ella, virgen. Ambos unieron sus vidas porque se complementaban en sus carencias. Pero ella lo pasó peor de lo que esperaba. Mi mamá, en el fondo, fue una víctima tremenda de mi padre. Se sometió por amor. Y lo pasó muy mal.
Cuentas que, antes de morir, tu padre te encomendó la tarea de escribir su biografía. Lo curioso es que descubriste que le había pedido lo mismo a otras personas. ¿Fue su forma desesperada por trascender?
Sí, sí. Creo que en sus diarios hay una trampa. A medida que los leía, me daba cuenta de que, si bien era muy franco, parecían parte de su literatura, escrita para que los demás hablaran de él. De hecho hay notas muy chistosas dedicadas a sus biógrafos. Su necesidad de trascender era muy fuerte.
No hay autor que escriba un diario gratuitamente. Siempre espera que, tarde o temprano, esas páginas lleguen a un lector…
Aunque a veces creo que se le olvidaba, porque en ellos volcaba sus miserias más tremendas. También hay que rescatar lo que realmente son: un testimonio del avance de sus novelas, de cómo va perfilando sus personajes.
Dice Vargas Llosa: “Lo mejor de “Correr el tupido velo” es la sabiduría de su construcción”, Viniendo de él, es un gran elogio…
La verdad para mí fue una sorpresa. No quiero parecer falsamente humilde, pero el libro fue un ejercicio, al inicio ni pensaba publicarlo. Quería hacerlo para conocer a mi papá realmente, ver su otra cara. La construcción fue muy intuitiva. Tuve que hacer un gran trabajo para que el libro no se convirtiera en una enciclopedia. ¡La cantidad de información era interminable!
Comienzas el libro presentando los textos más chocantes que tu padre escribió sobre ti y tu madre. ¿Por qué?
Fueron cosas que fui encontrando y las anotaba aparte. No sabía bien cómo introducirlo en el libro, cómo narrar este amor-odio. Entonces pensé poner lo malo al principio para que la gente se espante y después fuera descubriendo este personaje, también muy querible, lleno de contradicciones, que si bien fue muy cruel conmigo, fue un padre cariñosísimo y presente. Esa dualidad quise presentarla de frente.
En el libro recuerdas la relación casi familiar que los Donoso mantenían con los Vargas Llosa, una amistad que se enfrió posteriormente. ¿Qué sucedió?
Creo que mi papá se fue aislando por culpa de su inseguridad. Comercialmente todos fueron más triunfadores que él. Y creo, francamente, que eso le produjo cierta rabia. Sentía que su agente, Carmen Balcells, les daba pelota a todos menos a él. Mi padre se sintió siempre muy marginal. Pero les tenía un gran cariño, especialmente a Mario y a Carlos Fuentes.
Carlos Fuentes fue quien lo apoyó en su difusión internacional, pero al final tu padre rehuía reunirse con él…
Por lo mismo. Fuentes es un escritor muy poderoso, un “opinólogo”, y mi papá era un ser tremendamente acomplejado, y eso limitaba mucho sus relaciones. Y a la vez parecía que no, que era un gran orador. Sin embargo, a él la inseguridad se lo comía.
Hay textos en que menosprecia duramente a Jorge Edwards…
Creo que lo admiraba profundamente. Eran grandes amigos, con una sintonía generacional muy próxima. Si bien hay momentos en los que lo descalifica, la de ambos era una relación profunda.
José Donoso supo disimular y ocultar lo que él mismo definió como su “homosexualidad latente”. ¿Cuán doloroso fue para él mantener este secreto?
Él la pasó muy mal con ese tema. Tenía una familia muy tradicional, ciertos rasgos de su personalidad se veían muy tempranamente y se sentía señalado con el dedo. Y Chile era asfixiante en ese sentido, no existía la libertad de hoy. Quizás ahora mi papá habría tomado otro camino. ¿Por qué después no escogió esa opción? Creo que ambas partes de esa vida le gustaban, tanto su relación de casado como la otra vida que puede haber llevado en su madurez. En su diario no lo pone explícitamente pero lo insinúa. Creo que siempre estuvo en el límite entre una cosa y la otra.
Parecía que su mayor temor era que le pegaran el rótulo de autor de literatura gay…
Sí lo torturaba, y mucho. Y tenía toda la razón. En ciertas universidades hoy hay cursos de literatura queer en los que mi papá es un tema. Para él eso habría sido horroroso desde el punto de vista literario, ver limitada su obra a solo una perspectiva.
Como él escribió: lo que hay detrás de una máscara nunca es un rostro, siempre es otra máscara…
Exacto. Y cada uno tiene derecho a llevar sus máscaras.
DONOSO DIXIT
La Pilarcita —a mí, por lo menos, a quien le resulta más difícil sacarle plata que a María Pilar— no me quiere mucho. In fact que me desprecia. Pero también es verdad que esta sensación la tengo con casi toda la gente que conozco y a quienes aprecio”.
Después de la borrachera de María Pilar, después del almuerzo le pegué, pero muy, muy fuerte en la cara. Estoy horrorizado de culpabilidad… ¡Qué horror de día! Cómo siento el odio de M. Pilar…”
Cuando puedo escribir, mi enfermedad, más que reducirse se domina, pero conserva toda su fuerza destructiva. Mi cuerpo me obedece cuando escribo y escribo para que mi cuerpo no me mate”.
Hoy no me saqué el premio Cervantes. Muy doloroso y muy confundidor. ¿Quién diablos es esta mujer que se lo sacó y que nunca nadie oyó mencionar? Es absurdo a estas alturas decidir desengañarme de los premios. Ya sé desde hace años que son mentiras….
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Hola pilar donoso serrano el tiempo lograra que te entienda tu famia, que bueno que tuviste la oportunidad de replantearte tu vida eres muy valiente y admirable te felicito por tu libro wladimir
ResponderEliminarwlahomel@hotmail.com
que bueno que puedas escribir tu vida y que te ayude a replantearte, eres muy valiente te felicito el tiempo aydara a tu familia a entenderte
ResponderEliminarHoy ya no está Pilar, murió ayer a los 44 años. Seguramente se juntará con su padres en algún lugar secreto y misterioso que desde este lado no logro avizorar. Saludos.
ResponderEliminarQue pena que despues que escribiste este magnifico libro hayas dejado este mundo ,espero que ahora estes en paz contigo misma.
ResponderEliminarQue triste lo de Pilar Donoso (hija del escritor José Donoso)... que fuerte y valiente de tomar el toro por las astas... Q.E.P.D.
ResponderEliminarMe siento como su padre aunque con un camino con más obstaculos a pesar que se dice que la sociedad a cambiado. Se cumplió lo escrito por tu padre.
ResponderEliminarQue triste!
ResponderEliminarquien le sobrevivió a Pilar Donoso? tuvo hijos?
ResponderEliminarA Pilar le sobrevivieron tres hijos
EliminarA Pilar le sobreviven tres hijos
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