martes, 13 de abril de 2010
EL DESPEGUE DEL SUR ANDINO (Alfredo Barnechea)
Escribe Alfredo Barnechea.-
Parece evidente que hay un despegue económico del Eje Norte, el corredor que va de Chimbote a Tumbes (e incluye parte de Cajamarca). Y que, simultáneamente, hay un retraso del Sur Andino. Acaso pueda usarse el tubo de Camisea como una demarcación simbólica entre esos dos grandes espacios.
Esa geografía económica repite la fractura que se observa en casi todos los países de América Latina. Por ejemplo en Bolivia, entre los llanos orientales (donde en los años 50 no vivía más del 8 por ciento de su población) y su Occidente tradicional, donde estaba la riqueza minera. O en México, donde el Distrito Federal divide al Norte que ha progresado (donde el 2006 ganó Calderón) y al Sur que se ha estancado (donde ganó López Obrador).
¿Qué es el Sur Andino? Los departamentos de Cuzco, Apurímac, Puno y Arequipa, a los que deben agregarse los de su extensión selvática, Madre de Dios, y los costeros Tacna y Moquegua. Huancavelica y Ayacucho (e Ica) comparten muchas cosas con ese espacio pero en rigor forman otro espacio.
Ese espacio surandino representa 26,87 por ciento del territorio peruano.
¿Cuánta gente vive en ese espacio económico (y cultural)? 16,62 por ciento de la población peruana, o 1 de cada 6 peruanos. En el Eje Norte, en comparación, reside el 25,73 por ciento, o poco más de 1 de cada 4 peruanos. Pero ese espacio surandino fue el centro original de la civilización peruana (o uno de ellos, para honrar a Chavín y todos sus descendientes norteños). Asimismo, concentra algunos de los departamentos con mayor pobreza (69,5 por ciento en Apurímac por ejemplo, y 67,2 en Puno). Y calza, casi línea por línea, con las fronteras de lo que fue el viejo Estado sud-peruano de los primeros tiempos de la república.
Este mapa de la pobreza contrasta con el mapa de la riqueza de ese espacio. Vistas las cosas en perspectiva, el Sur Andino tendría las potencias para un extraordinario despegue económico.
¿Cuáles serían las plataformas de ese despegue?
En primer lugar, alberga los mayores depósitos de gas del Perú. En poco tiempo, será claro que tendrá que construirse un gasoducto en esa región, que la "regará" de energía, electricidad y conectividad. En segundo lugar, tiene puertos. El gasoducto transformaría al menos uno de esos puertos en un polo petroquímico. En tercer lugar, la Interoceánica nos conectará a Brasil. Los estados brasileños vecinos (Acre y Rondonia) son pequeños en el PBI de Brasil pero, dado que éste es más de 10 veces el de Perú, el PBI de esos estados vecinos es ya una cantidad enorme para nosotros. Esa carretera demostrará que la infraestructura crea comercio (y no al revés). En cuarto lugar, este espacio tiene el mayor potencial minero del país. A minas ya conocidas (como Toquepala, Cuajone, Quellaveco, Cerro Verde, o Tintaya, entre otras) se agregan los grandes nuevos yacimientos (como Las Bambas, Las Chancas, Tía María o La Tapada, sin contar el hierro de Andahuaylas).
En quinto lugar, dispone del gran combustible del siglo XXI, el agua, que debe ser la base fundamental de la matriz eléctrica peruana (liberando el gas para transformaciones de más valor agregado). Sólo Madre de Dios podría ser un proveedor del enorme mercado brasileño que es de unos 100,000 megas, alrededor de veinte veces el tamaño del mercado peruano.
En sexto lugar, este espacio podría ser un polo exportador de oxígeno, y créditos de carbón en el horizonte del Tratado de Kyoto.
La lista podría proseguir, sin mencionar siquiera el conocido atractivo mundial de todas sus riquezas turísticas. Para que estos potenciales se pongan en valor, se requiere de infraestructura, y mejor desarrollo humano.
Estados Unidos cambió para siempre cuando Roosevelt lanzó la Autoridad del Valle del Tennessee, que incluía siete estados del sur, precisamente los que habían perdido la guerra civil del siglo XIX. Falta en el Sur peruano un esfuerzo semejante, que concentre los recursos del gobierno central, los de los gobiernos regionales, y las iniciativas de la empresa privada (principalmente la ligada a los recursos extractivos). Dicho esfuerzo debería centrarse en el desarrollo de infraestructura (de gas, eléctrica y vial), y un programa de Hambre Cero como el del gobierno del presidente Lula.
Falta la política, no los recursos. Un simple ejercicio lo indica. Cuzco tiene una población cercana a un millón doscientos mil habitantes, 39,1 por ciento del cual tiene déficit calórico, poco más de 450 mil habitantes. ¿Cuánto costaría al año un programa de Hambre Cero? Si costara cincuenta centavos de dólar por día por habitante, significaría aproximadamente menos de la mitad de lo que el departamento recibió este año por canon.
El despegue del Sur Andino en los doce años que nos separan del bicentenario de la República, lo homologaría con el Eje Norte y el vigor de esta gigantesca megalópolis que ya es Lima (suma de varias ciudades, cada una más grande que cualquier capital centroamericana), y cerraría para siempre la brecha histórica que ha amenazado desde sus orígenes a la República peruana.
Fuente: Correo
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