domingo, 15 de agosto de 2010

MOTIVOS PARA NO VER PELICULAS: ESTA NO Y LA OTRA TAMPOCO (Por Javier Porta Fouz, www.hipercritico.com)


Hace unos quince años, yo veía todos –pero todos– los estrenos cinematográficos. Eso incluyó un 1996 en el se estrenaron cerca de cincuenta películas argentinas, muchas de las cuales eran de varios años atrás y salían en malón para cobrar los subsidios de la nueva reglamentación cinematográfica. Algunas de esas películas eran tan malas que directamente me enfermaron.

Un par de años después, entré a El Amante, y entonces el inoxidable veterano cinéfilo Jorge García me dijo: ahora ves tantos estrenos porque sos joven, pero ya vas a ver que con el tiempo vas a ver muchos menos. No le hice mucho caso y hoy, que veo muchos menos estrenos aunque no necesariamente menos películas, el señor García me recuerda que él me lo advirtió hace una docena de años. Con el tiempo, uno se vuelve más selectivo, eso parece indudable. Pero, ¿cómo es esa selección? Sí, sí, seguro que el filtro viene por leer críticas, conversar con críticos, mandarnos mails en la redacción de El Amante... Pero también veo trailers, veo afiches, sopeso antecedentes. Aplico preferencias. Sí, preferencias. Como dijo Oscar Wilde: “sólo un rematador puede admirar por parejo y de modo imparcial todas las escuelas de arte. No, la ecuanimidad escapa a las cualidades del verdadero crítico. Ni siquiera es condición de la crítica.” A ningún crítico le interesan todas las películas, y cada uno descarta en función de sus particularidades, de sus afinidades. Hoy les ofrezco algunas maneras de filtrar las películas, reglas que me hacen tomar la decisión de no ver ciertas cosas (por supuesto, esas reglas se modifican con el tiempo, y a veces son quebradas porque está tal o cual actor o tal o cual actriz: la presencia de Alec Baldwin o de Tina Fey suelen llevarme a ver cada ladrillo...). Y no se trata de evitar las malas películas (como dijo Pauline Kael, siempre hay que ver las “malas películas clave”); se trata de evitar todo aquél cine que no nos sirve porque, como dijo otro crítico, el chileno Héctor Soto, “el cine es el gran arte de los tiempos nuestros”. Así que para no invertir mi tiempo en películas que no mejorarán mi vida, mi semana o mis dos horas, aplico alguna de las siguientes reglas (hay más, pero por ahora van estas):

1. No veo películas en las que el trailer muestra demasiadas escenas de arena digital que se disuelve como azúcar: eso me hizo evitar La momia 3 y El príncipe de Persia. Para pasarle de largo a esta última se le agregó otro motivo, que es que yo nunca jugué a ese videojuego.

2. Salvo que sean de un gran director o vengan con mucha recomendación confiable, trato de evitar las películas que transcurren en la Toscana, porque tienden a ser espantosamente melosas, melifluas y pavotas, eso me hizo evitar la reciente Cartas a Julieta y, en su momento, una película con Diane Lane. Sí, Diane Lane es una de las mujeres más hermosas que hay en el cine, pero la película se estrenó con el horroroso título de Bajo el sol de la Toscana.

3. Si en el trailer de una película se muestra un atardecer en el campo más un coche en movimiento, y de repente empieza a sonar una canción hiperproducida cantada a los gritos, no veo la película. Eso me evitó ver algo llamado La última canción, con Miley Cyrus. Ah, además no veo películas con Miley Cyrus.

4. Si el trailer dice que se trata de una comedia francesa con gran éxito en Francia, y en algún momento se muestran dos o tres chistes indignos incluso del teatro cómico televisado argentino de los ochenta y se agrega una musicalización que subraya lo supuestamente gracioso de la situación, no la veo. Así, evité La gran fiesta de Coco y varias de las últimas comedias de aspecto infumable con el gran actor (y también gran mercenario de la actuación) Daniel Auteuil.

5. Si el trailer promete demasiadas historias de demasiadas parejas, no veo la película en cuestión. A no ser que se trate de La ronda, de Max Ophüls (o de la recomendable homónima argentina de Inés Braun), estas películas suelen presentar una sucesión de situaciones blandengues y estereotipadas interpretadas por actores y actrices conocidos, estrellas que ni siquiera tienen el tiempo suficiente en la pantalla como para convencernos de la entidad de sus personajes. Con esta regla evité una película italiana aquí presentada con el muy feo título de Todos tenemos un... ex. Y esta regla debí haberla aplicado para no tener que huir despavorido luego de soportar 25 minutos de un bodriazo llamado Día de los enamorados.

Estoy tratando de recordar cuál es la regla que me hizo evitar casi todas las Harry Potter y también Luna nueva y Crepúsculo, pero no hay caso, no me acuerdo: así que quizás vaya nomás a ver Eclipse. ¿Será buena? ¿Será una mala película clave? ¿O será simplemente mala?

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