HA FALLECIDO EMILIO LAFFERRANDERIE, EL VECO

Por Oscar Contreras.-

“Debe dudarse de la persona que habla como escribe”. Que falacia más abominable. Debe haberla inventado un iletrado. O un envidioso que nunca tuvo el gusto por la lectura; o un resentido social que odiaba la articulación ¿Existirá, en algún lugar del mundo, un comunicador social que no se plantee leer, escuchar y charlar como una disciplina diaria? Hace cincuenta o sesenta años no existían las Ciencias de la Comunicación. Existían periodistas. Y esos periodistas –hechos en la práctica- hacían de los libros, del autodidactismo, del saber escuchar y charlar, la currícula universitaria que nunca tuvieron; y a la que probablemente no aspiraban.

Hoy el periodismo de América Latina está de duelo. El periodismo deportivo del Perú y del Río de la Plata están de duelo. Ha fallecido Emilio Lafferranderie, que firmaba su artículos como El Veco. Su deceso ocurrió en su casa de Miraflores, en Lima. El Veco tenía 78 años y a comienzos de enero había sufrido un infarto al corazón que lo mantuvo en observación médica por varios días en una clínica local. Hasta su alta el viernes pasado. 

A propósito de la aplicación tres by passes al hilo en 1991, Don Emilio decía frecuentemente, con bonhomía y sentido solidario, “Cuando fui joven, fui muy estúpido. En la Argentina me fumaba dos paquetes diarios de cigarrillos. Apagaba uno encendiendo otro”. Esos “puchos” eternos de las redacciones de El Gráfico, del Diario El País de Montevideo, de Radio Splendid y Radio Sport, pasaron factura. Fueron como los sellos estampados en sus pasaportes. Llegó un momento en que no hubo lugar para más.

El Veco nació en Montevideo, Uruguay. Hijo de inmigrantes franceses, apasionado desde muy niño por la lectura, por el tango y el cine; hizo prensa escrita, radio y televisión por más de 50 años en Uruguay, Argentina y el Perú, país donde se afincó junto a su familia en 1982. Las grandes jornadas periodísticas de Lafferranderie ocurrieron en la Revista El Gráfico, la histórica publicación deportiva de la Argentina fundada por Constancio C. Vigil y en la que escribieran plumas notables como Osvaldo Ardizzone, Daniel Panzeri, Félix Daniel Frascara, Juvenal, Natalio Gorin, Ernesto Cherkis Vialo, Julio Martínez. Y por cierto, Ricardo Lorenzo Rodríguez, “Borocotó”. Ese sabio cronista uruguayo que lo adoptó como un hijo en Editorial Atlántida; que le enseñó los fundamentos del oficio y al que Lafferranderie no se cansaba de rendir tributo con sentidos testimonios radiales y textos maravillosos.

Emilio Lafferranderie pertenecía a la gran estirpe del periodismo del Río de La Plata: era un tipo culto y popular, diverso y único. Especializado en fútbol y boxeo esencialmente (tuvo una incursión breve en el automovilismo) se apasionó también por el tenis. Cubrió diez Copas Mundiales de Fútbol; varias olimpiadas, campeonatos sudamericanos, Copas América y Copas Libertadores. Reportó para El Gráfico toda la carrera pugilística de Carlos Monzón, Nicolino Locce y Oscar “Ringo” Bonavena; cubrió muchas peleas de Cassius Clay, Floyd Patterson, Sonny Liston, George Foreman, Joe Frazier, Roberto “Mano de Piedra” Durán, “Mantequilla” Nápoles, Alexis Argüello, Marvin Hagler, Tommy Hearns y "Sugar" Ray Leonard, entre otros. Hincha del Nacional de Montevideo, testigo privilegiado de “La Máquina” (el histórico River Plate de los años 40 y 50), de las hazañas de Alfredo DiStefano (el más grande de todos los tiempos junto a Pelé, Maradona y Cruyff, según su testimonio). Escribió y contó los triunfos de Sívori, Labruna, Pedernera, Moreno, Roma, Brindisi, Marzolinni, Artime, Erico, Corvatta, Rossi, Mascchio, Carrizo, Gatti, Passarella, Kempes, Alonso, Tevez, Messi…. Y por cierto los triunfos de Diego Armando Maradona. Y lo hizo con técnica y con criollismo. Las dos materias de las que está hecho el fútbol sudamericano.

Cuanto orgullo sentíamos los que (por falta de memoria histórica) escuchábamos mencionar de su voz los nombres de aquellos jugadores que integraron la delantera peruana del Campeonato Sudamericano nocturno de 1959, en Buenos Aires. La delantera de Gómez Sánchez, Loayza, Joya, Terry y Seminario. O cómo no emocionarse con sus semblanzas sobre Benítez, Meléndez, Cubillas, Sotil, Velásquez, Mifflin, Cruzado, Chumpitaz, Cueto, Percy Rojas, Cachito Ramírez, Roberto Challe, Perico León, Muñante, Barbadillo, Franco Navarro y Oblitas.

En 1982 El Veco llegó a trabajar al Perú invitado por su amigo Pocho Rospigliosi (junto al periodista montevideano Cacho Vásquez); y antes firmó contrato de exclusividad con El Comercio para trabajr como columnista durante el Mundial de España. Fue la imagen deportiva de Panamericana Televisión en la década del ochenta y noventa; su gustada sección en el Noticiero 24 Horas y en el semanario Panorama lo volvieron un favorito del público. Además de conductor y productor de los programas radiales “Las Mañanas de El Veco” (Radio El Sol) y “El Show de El Veco” (Radio Antena 1 y RPP), Lafferranderie estuvo presente en importantes jornadas del deporte peruano como la Eliminatoria de 1985 y ese gran partido jugado por nuestra selección en el Monumental de River Plate frente a la Argentina de Maradona y Bilardo; que a escasos 8 minutos del final tenía a Perú en el Mundial de México. Escribió sobre la medalla de plata ganada por la Selección Peruana de Voley Femenino en las Olimpiadas de Seúl 88´ sobre la tragedia del Club Alianza Lima en 87´ y sobre las copas Sudamericana y Continental ganadas por el Club Cienciano del Cusco. También cubrió y comentó los triunfos de Jaime Yzaga, Orlando Romero, Claudio Pizarro, Kina Malpartida, Sofía Mulanovich, Juan Manuel Vargas, Nolberto Solano, Juan Ghia, Gaby Pérez Del Solar, Julio Ernesto Granda, Ramón Ferreyros, Luis Horna, entre otros.

Cuando la eliminatoria para el Mundial de Fútbol de España 82´, El Veco (que vivía y trabajaba en el Uruguay) fue acusado de padecer de “peruanitis”. Y es que Lafferranderie advirtió –mucho antes de iniciarse la eliminatoria y en pleno desarrollo de ésta- que Perú se iba clasificar, dejando fuera a Colombia y Uruguay porque tenía mejores jugadores, mejor técnico (Elba de Padua Lima “Tim”) y porque era un equipo. Aquello supo a “chicharrón de cebo” en Uruguay; y El Veco fue hostigado por el público y colegas. Recordamos vivamente que la víspera al partido final –de vuelta- entre la selecciones de Perú y Uruguay el programa político Pulso, transmitido por Panamericana Televisión los días viernes a las 11 de la noche, bajo la conducción del veterano periodista Alfonso Tealdo Simi, presentó al Presidente de la FIFA de entonces, Joao Havelange; y Pulso tuvo entre sus panelistas invitados a Laferranderie –quien había llegado para cubrir el match. Esa noche El Veco se metió al público peruano en el bolsillo con sus acertadas preguntas.

Emilio Lafferranderie quiso al Perú a través de las transmisiones de radio y TV así como por sus artículos y libros. Cáustico, divertido, documentado, era muy agradable escucharlo en sus charlas con sus amigos del extranjero: Víctor Hugo Morales, Fernando Niembro, Ernesto Cherkis Vialo, El Tano Fazzini, Enrique Macaya Márquez, Jorge Da Silveira, Jorge Barraza, Carlos Antonio Vélez, Pedro Carcuro, Quique Wolff, etc.

Amigos que le pedían que regrese a la Argentina; o broadcasters que, contrato y cheque en mano, le ofrecían un superprograma de fútbol en Miami. El Veco siempre dijo no. Se encariñó con el Perú. Y el Perú con él. Desarrolló una lealtad, un compromiso maduro, personal. Por eso nos gustaba su trabajo y lo quisimos sin siquiera haberlo conocido. Esta noche se ha cerrado un importante capítulo en la historia del periodismo deportivo del Perú. Veco, lo vamos a extrañar.