sábado, 20 de febrero de 2010

MUERE ALEXANDER HAIG, CONTROVERTIDO MILITAR Y POLÍTICO NORTEAMERICANO


Alexander Haig encarnó el prototipo del militar, del héroe de guerra y del político en los Estados Unidos de América del siglo XX. Fue un personaje del sistema, para el sistema, que solo el sistema podía prohijar. 
El General Haig fue un hombre brillante y lleno de sombras a la vez: conservador, belicista, arrogante, conselieri de pocas pulgas, estratega mayor, antilatinoamericanista y anticomunista; con él acaba un periodo y un estilo de hacer política exterior en el mundo.
Sindicado (erróneamente) como el informante que desde las entrañas mismas de la seguridad norteamericana suministró información a Bob Woodward y Carl Bernstein para que documentaran sus reportajes en el Washington Post y pusieran en tela de juicio la constitucionalidad de la Administración Nixon; Alexander Haig negó -una y otra vez- ser "Garganta Profunda". Como negó los eufemismos y las medias tintas durante toda su carrera como funcionario público.
Cuando pensamos en personajes como Robert McNamara o Alexander Haig los asociamos automáticamente -sin mucha justicia o razón- a personajes literarios o cinematográficos como los Doctor Strangelove de Stanley Kubrick o el Coronel Kurtz de Apocalypse Now Redux; o con el personaje anónimo, breve, civil, silencioso de la película de Coppola (interpretado por el famoso editor de Hollywood Jerry Ziesmer) que sentado en una mesa en un campamento militar en Vietnam del Sur, le ofrece un cigarrillo al Teniente Willard (Martin Sheen). Y tan pronto termina de escuchar la misión encomendada a Willard, con una mirada batracia le dice: "Actúe con perjuicio extremo".
Alexander Haig fue interpretado en el cine por el actor Powers Boothe en la que quizá sea la mejor película de Oliver Stone, Nixon (1995).

 Tomado de EL PAÍS de España y el portal Wikipedia.-

 
Alexander Haig (nacido en diciembre de 1924), que fue secretario de Estado de EE UU durante el Gobierno de Ronald Reagan, ha fallecido hoy en Baltimore (Maryland) por complicaciones asociadas con una infección, según ha informado su familia. Haig, jefe de la diplomacia estadounidense del 22 de enero de 1981 al 5 de julio de 1982, estaba ingresado desde el pasado 28 de enero en estado crítico en el hospital Johns Hopkins de Baltimore.

El presidente de EE UU, Barack Obama, ha expresado su pésame a la familia de Haig, a quien ha calificado de "gran estadounidense que sirvió a su país de manera distinguida". Por su parte, la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha dicho sentirse "profundamente entristecida" por la noticia y ha elogiado su carrera.

Nació en una familia católica de Philadelphia, Pennsylvania. Tras acudir a colegios católicos de la ciudad, ingresó en la Universidad de Notre Dame por un año, antes de trasladarse a la academia militar de West Point, donde se graduaría en 1947. Entre 1954 y 1955 estudió en la Escuela de Negocios de la Universidad de Columbia, y en 1961 realizó un master en Relaciones Internacionales en la Universidad de Georgetown, con una tesis sobre el papel del ejército en la política nacional.

Asignado como asesor al General Douglas MacArthur durante la ocupación de Japón, sirvió a las órdenes de este en la Guerra de Corea (1950-1951). Haig fue el encargado de mantener el mapa de situación, y de ofrecer al General MacArthur una sesión informativa diaria sobre los eventos en el campo de batalla. En Corea, participó en siete campañas militares, entre ellas la Batalla de Incheon, la Batalla de la Reserva de Chosin, y la Evacuación de Hungnam. Fue condecorado con dos Estrellas de Plata al heroísmo, y una Estrella de Bronce.

Fue destinado a Europa en los años 50, y en 1960 volvió a los Estados Unidos como profesor en la academia militar de West Point, y oficial del Departamento de Defensa. Trabajó en la oficina del adjunto al Jefe de Personal de Operaciones en el Pentágono (1962-1964), y como asesor militar del Secretario de la Marina Stephen Ailes (1964), y asistente del Secretario de Defensa Robert McNamara (1964-1966).

Volvió al campo de batalla en 1966, como comandante de un batallón de la 1ª División de Infantería en la Guerra de Vietnam. En marzo y abril de 1967, en Ap Gu, a 110 kilómetros de Saigón, el 1º batallón del 26º de Infantería de la 1ª División, dirigido por Haig, libró la última batalla importante de la segunda fase de la Operación Junction City contra el Vietcong. Cuando sus tropas quedaron inmovilizadas por fuerzas del Vietcong que los triplicaban en número, Haig, en contra de las recomendaciones, montó en helicóptero para volar hasta el punto de contacto y tener una visión general del campo de batalla. El helicóptero fue derribado, pero el coraje y determinación mostrado por Haig inspiró a sus hombres en dos días de lucha mano a mano con el Vietcong. A pesar de la inferioridad numérica, los hombres de Haig fueron capaces de dar muerte a 592 soldados vietnamitas.

Promovido al rango de Coronel, Haig fue condecorado por el General William Westmoreland con la Cruz al Servicio Distinguido, la segunda condecoración más importante al heroísmo. También recibió la Cruz Distinguida de Vuelo, y el Corazón Púrpura.

A su vuelta a los Estados Unidos, se incorporó como asistente militar al equipo del Consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, en la nueva Administración Nixon (1969-1970). En 1970, el Presidente Nixon lo promovió para Adjunto al Consejero de Seguridad Nacional (1970-1973). En esa responsabilidad defendió bombardeos masivos contra Camboya y Vietnam del Norte, y ayudó al presidente Nguyen Van Thieu, de Vietnam del Sur, a negociar el alto el fuego en 1972. También pidió al FBI que pinchara los teléfonos de catorce oficiales del Gobierno, y tres periodistas, para averiguar quién estaba filtrando información reservada a los medios.

En 1973 fue nombrado Vice-jefe de Estado Mayor del Ejército.


El 30 de abril de 1973, H.R. Haldeman dimitió como Jefe de Gabinete del Presidente Nixon, y Haig fue reclamado para cubrir la vacante. Le tocó dirigir el Gabinete presidencial en los quince últimos meses de mandato de Nixon (mayo de 1973 - agosto de 1974). Se ganó la reputación de buen administrador en el manejo de los asuntos del día a día en medio de la crisis provocada por las investigaciones sobre el escándalo Watergate. También se dedicó a vigilar al Presidente en momentos de crisis personal. Sólo él y otras dos personas, Rosemary Woods, secretaria personal del Presidente, y Stephen Bull, asistente del Presidente, tuvieron conocimiento de la supresión de algunas partes de las cintas entregadas a la justicia, de las grabaciones efectuadas en el Despacho Oval.

Si bien en un primer momento aconsejó a Nixon que resistiera, más tarde fue uno de los que le convencieron de la necesidad de dimitir. Dirigió la transición presidencial en los primeros días de mandato de Gerald Ford, y jugó un papel importante para que el nuevo Presidente otorgara el perdón a Nixon.

El 1 de noviembre de 1974, el Presidente Ford lo nombró Comandante Supremo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). En esa responsabilidad defendió el papel de la OTAN como garantía contra los procesos revolucionarios en Europa. Frente los aires revolucionarios en Portugal, la Alianza participó en un movimiento de presión para hacer volver las cosas a la normalidad; además de las presiones del Fondo Monetario Internacional, se vio la presión de la OTAN, para volver atrás el proceso revolucionario portugués. En Italia advirtió contra la posible injerencia de los comunistas en ministerios claves como Defensa, Interior y Asuntos Exteriores. Y en España abogó por la estabilización del proceso democrático interno, y el pronto alineamiento del país en la OTAN.

El 25 de junio de 1979, escapó de un intento de asesinato en Bélgica por parte de la Facción del Ejército Rojo. Los terroristas alemanes colocaron una mina terrestre al paso de la comitiva del General Haig, hirieron a tres de sus guardaespaldas que viajaban en otro coche.
Ese mismo año, Haig se retiró definitivamente del ejército, y pasó a ocupar la presidencia de United Tecnologies, sociedad vinculada a la fabricación de material militar.

En sus años como Comandante Supremo de la OTAN, se había ganado la atención de los sectores políticos conservadores en EEUU, gracias a su oposición a la decisión del presidente Jimmy Carter de cancelar la bomba de neutrones, y sus reservas sobre el tratado SALT II. Y a finales de 1980 fue recomendado al Presidente electo Ronald Reagan para ocupar el cargo de Secretario de Estado. Tras un tumultuoso proceso de confirmación en el Senado, en el que se puso en cuestión su papel durante la Administración Nixon, fue confirmado gracias a su condición de héroe de guerra con 93 votos a favor y 6 en contra. Se convirtió en el segundo militar de carrera en ocupar ese puesto -el otro había sido George Marshall.

Entre sus prioridades estaría hacer frente al expansionismo soviético, con especial énfasis en América Central, donde consideraba que el poder soviético se había transformado de defensivo a ofensivo. Trazó una línea estratégica en el canal de Panamá para fijar los límites de la zona de seguridad de EEUU. Dentro de esa zona se incluían Nicaragua, Guatemala, y El Salvador, países de interés supremo para EEUU. Para Haig, el principal peligro para la Seguridad Nacional era que el límite de seguridad llegara hasta la frontera con México. Impulsó las primeras acciones encubiertas contra las guerrillas de Guatemala, el Frente Farabundo Martí de El Salvador, y el Gobierno sandinista de Nicaragua; y el fortalecimiento del cuerpo diplomático norteamericano en la vecina Honduras, un aliado.


Aunque los aliados apreciaron su designación por su conocimiento de los problemas europeos, pronto desconfiaron de sus modales ariscos y destemplados. Una de sus primeras decisiones como Secretario de Estado fue prohibir al embajador soviético Anatoly Dobrinin, decano del cuerpo diplomático de Washington, estacionar su coche en el aparcamiento del Departamento de Estado, en un espacio privilegiado que un día le concediera por cortesía Henry Kissinger. Y en noviembre de 1981, indignó a los aliados europeos al advertir que EEUU tenía previsto en sus planes utilizar una bomba atómica en Europa en caso de una agresión convencional soviética.

Su estrategia agresiva logró algunos éxitos, como la paralización de la diplomacia soviética en los últimos meses del gobierno de Leonid Breznev, o cierto acercamiento a los partidos socialdemócratas europeos, destacando su apoyo a la alternativa ganadora de Felipe González en España. Pero lo condenaron sus malas relaciones con otros departamentos del Gobierno. Trató de introducir una completa red de ayudantes en el Departamento de Estado y en otros organismos de la Administración. El Consejo de Seguridad Nacional y el Pentágono sufrieron sus continuas intrigas para ampliar su red de poder. Pero nunca logró ganarse la confianza del Presidente Reagan, ni acceder a su círculo personal.
Para su segundo año como Secretario de Estado, ya había creado suficientes resistencias en el servicio diplomático y antipatías extranjeras como para hacer recomendable su alejamiento. Dimitió en julio de 1982.

Mientras el presidente Ronald Reagan era operado en el Hospital George Washington después de haber recibido un balazo, Haig fue el encargado de informar de lo ocurrido a los Gobiernos aliados y a la Unión Soviética. Y ante la ausencia del vicepresidente George Bush, que se encontraba de viaje en Texas, Haig tomó el mando en la reunión de urgencia del Gabinete en la Sala de Situaciones de la Casa Blanca.

El subsecretario de prensa Larry Speakes fue preguntado por los periodistas sobre quién estaba al mando del Gobierno. "No puedo responder a esa pregunta en este momento", fue su respuesta. Tras escuchar a Speakes, Haig irrumpió en la Sala de Prensa de la Casa Blanca para decir: "Constitucionalmente, caballeros, tenemos al Presidente, al Vicepresidente y al Secretario de Estado, en ese orden. Si el presidente decidiera que quiere traspasar los poderes al Vicepresidente, lo podrá hacer. Mientras tanto, yo estoy al mando aquí, en la Casa Blanca, pendiente de la vuelta del Vicepresidente y en contacto con él."


Lejos de tranquilizar a la población, sus palabras fueron interpretadas como un exceso en su autoridad. En sus palabras, Haig se saltó la Constitución. El tercero en la línea de sucesión es el Speaker of the House y el cuarto el Presidente pro tempore del Senado. Más tarde se defendió asegurando que no hablaba en términos legales.

Tras la invasión de las islas Malvinas por parte del ejército argentino, y en contra de la opinión de otros elementos de la Administración Reagan, Alexander Haig creyó que EEUU debía desempeñar un papel de mediador, para evitar que América latina reaccionara contra EEUU si se ponían en forma automática del lado británico. El 8 de abril de 1982, inició una intensa gira diplomática de varias escalas por Londres y Buenos Aires.

Su primer planteamiento se basó en intentar persuadir a las dos partes -Argentina y Reino Unido- de aceptar algún tipo de administración provisional neutral, con posterioridad a la retirada de Argentina, que se hiciera cargo de la administración de las islas mientras se decidía su futuro a largo plazo. Sus propuestas incluían la creación de una comisión, en sustitución del Gobernador, compuesta por representantes de Estados Unidos, Reino Unido y Argentina, que actuarían de forma conjunta para asegurar el cumplimiento del acuerdo de paz que se alcanzara, y las negociaciones en cuanto a una solución duradera se desarrollarían en función de los objetivos y principios de la Carta de Naciones Unidas.

Pero los argentinos se resistían a la necesidad del retiro de sus tropas de las Malvinas, tal y como señalaba la Resolución 502 de las Naciones Unidas, y los británicos mantenían que la soberanía británica debía prevalecer, y la administración británica debía ser restaurada. Los esfuerzos de Haig fracasaron y el 19 de abril volvió a Washington.

John Dean, ex consejero del presidente Richard Nixon, publicó en 1982 un libro en el que señalaba a Alexander Haig como la fuente secreta del Washington Post en el escándalo Watergate. Haig desmintió las acusaciones y las describió como debidas a motivaciones comerciales de Dean. En 2005 se confirmó que la identidad de Garganta Profunda correspondía en realidad a Mark Felt, antiguo número dos del FBI.
En 1987 presentó su candidatura a la nominación del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 1988. Cuando abandonó la carrera por falta de apoyos, prestó su apoyo al Senador Bob Dole, de Kansas, y criticó duramente al vicepresidente George Bush. Siempre pensó que Bush tuvo parte de responsabilidad en su rápida salida del Departamento de Estado, porque lo consideraba un futuro rival.


Colonel Lucas: Your mission is to proceed up the Nung River in a Navy patrol boat. Pick up Colonel Kurtz's path at Nu Mung Ba, follow it and learn what you can along the way. When you find the Colonel, infiltrate his team by whatever means available and terminate the Colonel's command. 
  Willard: Terminate the Colonel? 
  General Corman: He's out there operating without any decent restraint, totally beyond the pale of any acceptable human conduct. And he is still in the field commanding troops.
Civilian: Terminate with extreme prejudice. 
  Colonel Lucas: You understand, Captain, that this mission does not exist, nor will it ever exist...


1 comentario:

  1. El arrogante Haig, tenido como el caballero mejor vestido del Gobierno de Reagan en su primera época...

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